Dejada atrás la Eurocopa de 2012, es un momento perfecto para visitar este país eslavo que ha logrado salir de un duro siglo XX con inteligencia, pujanza y la elegancia de una bailarina de ballet
Texto y fotos: Cristina M. Sacristán
Característicos tejados polacos, para evitar que la nieve se condense en ellos. |
Se podría decir que Polonia es como una casa de aspecto humilde que descubrimos, algo aislada, en una gran llanura. Al tocar la puerta, al momento cede, y nos encontramos con unos muebles de gran elegancia pero nada ostentosos; con una cocina cálida y llena de variados y ricos aromas; con un amplio espacio para los libros y para colgar óleos, sonando Chopin de fondo y mucho órgano de iglesias recuperadas; hay un cuarto para que los niños jueguen, sonrientes pero educados; también una alcoba para el descanso y para el amor, y al fondo, visible pero con la puerta cerrada, un trastero guarda todas las cosas que rompió la II Guerra Mundial y las cajas selladas por un socialismo férreo...
Esta casa polaca cuenta con luminosos ventanales desde los que comunicarse con el mundo. Los oriundos pronto nos acogerán en ella y, sin artificios ni aspavientos, nos hablarán con lirismo y amabilidad. “¿Que los árboles están desnudos? Es que ha habido mucho hielo hasta hace unos días. Pronto brotarán las hojas y renacerá la vida”, anunciaba, antes de la Eurocopa, el guía de Gdansk Mariusz Lewy, mirando con sus despiertos ojos de color Mar Báltico, y entonces empezamos a comprender que nuestro periplo por la Polonia del Europeo, la del siglo XXI, combinará la aparente dureza del paisaje y de sus gentes con la sincera amabilidad de unas personas que han salido de un largo invierno para respirar hondamente, para abrazar las sonrisas libres.
La presencia de McDonald’s en todas las poblaciones mitiga la idealización de esta Polonia cosmopolita y, aunque con ayuda de la Unión Europea hasta 2013 el país eslavo no está sufriendo la mordedura de la crisis económica, está por ver qué ocurrirá en años venideros. No en vano Polonia fue la primera nación bajo el régimen soviético en luchar por un nuevo sistema -siguiéndola sus vecinas República Checa, Hungría y Bulgaria- en base a la experiencia de la transición española. No hay más que ver los astilleros de Gdansk, donde se larvó la revolución de Solidaridad: actualmente parecen un ‘revival’ de la Ría de Bilbao en los años 80. Todo en Polonia huele a nuevo, a renovado, a esperanza. Dejados atrás los tiempos de racionamiento, alimenticio e ideológico, la pujanza es estudiantil, comercial e industrial. Pero habrá que esperar a cómo reposa esta buena racha, acrecentada por la celebración de la Eurocopa hace unos meses.
Música y viandas
Patria de Szymborska, Chopin, Schopenhauer, Copérnico y Günter Grass, Polonia ha dado al mundo un importante ramillete de premios Nobel, de todo pelaje. Lech Walesa recibió el de la Paz. País de detalles, como buen centroeuropeo concede a la música una posición prioritaria, y las melodías de imponentes órganos nos envolverán en sus ciudades. Y los poemas alcanzan hasta la cocina: dicen que los bollos packzi fueron rellenados con crema para que no volaran…
Antes de acceder a sus bellas urbes, atravesaremos numerosos kilómetros de llanuras. Esa ausencia de montes se traduce en la cantidad de edificaciones de ladrillo a lo largo de los siglos. Los fríos inviernos influirán en esos tejados verticalizados, que evitan que la nieve se acumule. Los reflejos en el Motlawa y el Vístula son rojizos al atardecer...
Es fascinante constatar a nuestro paso que del 80 al 90 por cien de las edificaciones fueron devastadas en la Segunda Guerra Mundial. Son tan preciosas las hileras de fachadas en la Plaza del Mercado de Wroclaw o de Poznan, o la Vía Real en Gdansk, así como la Ciudad Vieja varsoviana, desde 1980 Patrimonio de la Humanidad, que cuesta creerlo. Pero, ante la duda, enormes fotos en blanco y negro evidencian lo arrasado que quedó todo. Hasta el famoso castillo teutón de Malbork hubo de ser reconstruido. Nada menos que un 20% de la población murió, muchos ejecutados, y 12 millones de polacos conforman 'Las otras Polonias', principalmente en Estados Unidos y países limítrofes.
Amor y vodka contra el frío
Los puentes de los enamorados se llenan de candados con nombres de parejas, en Gdansk y en Wroclaw. Esta última ciudad, que compartirá capitalidad cultural con Donostia en 2016, cuenta con nada menos que 200 puentes sobre el Oder, así como una universidad barroca llena de vida. Al igual que Poznan, Wroclaw está acostumbrada a los congresos y visitantes internacionales. Sus rentas per cápita son muy altas, y en Wroclaw la investigación está muy desarrollada.
Poznan es, por tanto, algo más que un lugar de hinchada. Ahora bien, su hermosa plaza de la zona vieja, donde sus bonitas fachadas con arcadas evocan tiempos de mercaderes medievales, conforma una zona de mucho ambiente. No se desanimen a cenar o a tomar algo en sus locales, pues los precios en zlotys -que nos cambiarán gratuitamente en los kantor- son muy asequibles. Cuando aún hace frío, no hay que dejar de probar, además de sus famosas cervezas artesanales, sus ‘perros rabiosos’, confeccionados con vodka y frambuesa. Se toman en chupito y de un golpe.
Esta fuerte pero rica bebida puede ser el colofón de una cena agradable en los cálidos restaurantes polacos. Habrá veces que nos harán la comida en el momento, o nos preguntarán cómo la queremos exactamente; la amabilidad es una seña recurrente en la restauración, y abrirán la botella de vino delante de nosotros, nos la dará a probar… en un protocolo elegante, como las flores en la mesa o la sonrisa al atendernos. Si añadimos esas sopas, el pato, los pierogis, las patatas rellenas y sus estupendos dulces, el bienestar está asegurado.
El ex capitán del Lech, en la Plaza del Mercado. |
Con ayuda de la celebración de la Eurocopa, todo ha mejorado en Polonia en 2012. En sus remozadas carreteras es obligatorio circular con luz de cruce, y hay firmas internacionales en sus principales ciudades. A los jóvenes, especialmente las chicas, les gusta estar en forma, y lo mismo escucharemos música autóctona que a Shakira o al Boss. En Gdansk el Báltico nos mira, y de él extraen el ámbar más valorado de Europa. Hay una foto de Elton John abrazándose con Walesa en el concierto que ofreció en esta cuna de la apertura del Este. No muy lejos, en Sopot, podremos disfrutar de su amplia playa y de su ambiente joven el fin de semana. Pues sí, Polonia ya no es lo que era. A pesar de que podemos leer a Kafka y a Szymborska en El proceso, y que los faroleros apagan las farolas de gas en la isla de Wroclaw, la han hecho nueva.
Para más información: Ver en 'Trabajos' los reportajes relativos a Wroclaw, el Ámbar del Báltico, los Destinos de la Eurocopa, la Revolución de Solidaridad, Rutas en la revista ON...
Sobre el Panorama en Wroclaw
Reportaje sobre el Ámbar de Gdansk, en el diario Deia
Documental sobre las repúblicas bálticas, en TVE
Turismo de Polonia: www.polonia.travel
Para más información: Ver en 'Trabajos' los reportajes relativos a Wroclaw, el Ámbar del Báltico, los Destinos de la Eurocopa, la Revolución de Solidaridad, Rutas en la revista ON...
Sobre el Panorama en Wroclaw
Reportaje sobre el Ámbar de Gdansk, en el diario Deia
Documental sobre las repúblicas bálticas, en TVE
Turismo de Polonia: www.polonia.travel
Felicidades por el post, guapa. Aquí te dejo yo el que acabo de escribir de Cracovia, con un montón de datos prácticos para el que se anime a visitarla.
ResponderEliminarhttp://deilusionarecuerdo.com/2013/05/13/viajar-a-cracovia-guia-practica/
Un besazo
Patricia
Patricia llegó a Cádiz y al instante se sintió como en casa: toda esa luz, energía y buen carácter gaditanos la inspiraron para su blog de sueños hechos maleta: De ilusión a recuerdo. No se pierdan sus fotos de Polonia y del África más pura, o tomadas desde altas cumbres para invitarnos al ecoturismo.
EliminarGracias, Patri, que no decaiga la persecución de nuestros sueños!