El pasado año, Cruz Roja de Tarifa (Cádiz) atendió a más de un millar de inmigrantes que habían atravesado el Estrecho de Gibraltar en pateras, arriesgando la vida. Más de 200 murieron o desaparecieron. Sólo este agosto arribaron a esa costa 400 personas en neumáticas mínimas, huyendo de situaciones insoportables. En Gea Photowords ahondo esta semana en la incesante tragedia del Estrecho
Texto: Cristina M. Sacristán
Fotos: Israel D. Aragón y C. M. Sacristán
El patrón de Salvamento Marítimo acompaña a un subsahariano agotado y con hipotermia al puesto de Cruz Roja de Tarifa. |
Qué bonito es Cádiz, con toda esa luminosidad, esas playas de arena fina y blanca, ese mar azul, sus deliciosos ágapes... Pero Cádiz se distingue, también, por haber sido Puerta de América, por ser testigo de entradas y salidas de personas de muy diversos orígenes. De conquistas y de mixturas. Actualmente, además, absorbe los flujos migratorios de África. Claro que las condiciones en que se dan las llegadas a menudo son estremecedoras.
Así, cientos de personas, en su mayoría subsaharianas, y muchas veces engañadas por sus 'transportistas', intentan abandonar sus países de origen, generalmente en conflicto o en unas situaciones deplorables, adentrándose en el Estrecho de Gibraltar, incluso con el fiero viento de Levante levantando con crudeza las olas, en embarcaciones "de juguete", valoran en Cruz Roja de Cádiz. Este pasado mes de agosto se ha disparado la llegada de personas en pateras a la costa gaditana, alcanzando las 400. Huyen de los malos tratos en su tierra, de los acosos de la policía marroquí, de la pobreza... y son presa fácil de especuladores que se aprovechan de la debilidad ajena para 'hacer caja': hasta 600 euros puede costar cruzar el Estrecho, sin maleta, sin una triste bolsa, sin espacio siquiera para agua, calándose de líquido y salitre, aguantando las embestidas de las olas... con bastantes probabilidades de morir en el intento.
Un grupo de blogueros conocimos al patrón de Salvamento Marítimo Israel Díaz Aragón precisamente sorteando el oleaje del viento de Levante. Esa masa de aire condiciona la vida cotidiana en Cádiz, y cuando se pone fiero es difícil transitar desde Tarifa hacia Tánger y Malabata. El barco en el que pretendíamos avistar cetáceos parecía deslizarse por una montaña rusa: subiendo y bajando por grandes olas, de modo que, al rebasarlas, su proa levantaba cortinas de agua y nos calábamos, en un peculiar bautismo de mar.
Medio pasaje estaba mareado. Mientras seguir a cubierta se ponía difícil, seguimos charlando con Israel. Tarifeño, le viene el amor por la mar de familia, y en su trabajo ha de atender prácticamente a diario a decenas de africanos que buscan mejorar sus vidas. Pero, si este es un barco turístico y resulta tan difícil mantener el equilibrio, ¿cómo no mueren más personas en el Estrecho en situaciones tan adversas? Más adelante, el coordinador de Inmigración de la Asociación Pro DD.HH. de Andalucía, Carlos Arce, aclaraba que las cifras de desaparecidos y fallecidos al cruzar los 14 kilómetros de aguas entre Marruecos y Andalucía son mayores que las oficiales. Que se lo digan a quienes aguardan una llamada desde África de sus seres queridos, y no llega nunca...
Un grupo de subsaharianos se acerca al barco que los sacará del mar. La foto no precisa palabras. |
¿Y por qué usan cada vez embarcaciones más pequeñas? Lejos de aquellas pateras en las que cabían unas 40 personas, actualmente emplean lanchitas frágiles, porque así es más fácil no ser detectados por las modernas cámaras térmicas situadas en la costa. De este modo pueden ser confundidos con una pequeña ballena, por ejemplo. Además, cruzan remando laboriosamente. Y, cuando son rescatados, llegan con la barca medio hundida, calados de agua, muchas veces deshidratados, con hipotermia asegurada...
En muchas ocasiones han de cruzar el duro desierto, soportar las vejaciones de autoridades como las marroquíes, ser estafados por pequeñas mafias de 'transportistas' que les hablan de la tierra prometida... Los hay que son atendidos por la Cruz Roja de Tarifa y, pasado un tiempo, les vuelven a recibir: pasaron el posterior control policial, fueron deportados a su tierra original y ellos reanudan la aventura de intentar entrar en Europa. Los hay que rompen sus papeles y empiezan de cero, con las dificultades que eso conlleva. Los más fuertes, o con mayor fortuna, logran recalar en algún país europeo.
Israel, en el puesto de mando. Es uno de los testigos habituales de este drama. |
Una de las vergüenzas que acarrea nuestra sociedad global, tan desigualmente repartida. En la que, no nos lo dicen, pero es obvio que, para que algunos atesoren riqueza -muchísimo más allá de sus necesidades básicas-, aún tiene que haber quienes mueren para intentar vivir.
Tengo una patera fondeada en el corazón
donde un africano sueña con mi automóvil,
tengo una patera que cada noche
naufraga en el estrecho de mi conciencia.
Uberto Stabile (Afterhours)
Para más información: Reportaje sobre el aumento de llegadas por el Estrecho (Gea Photowords, desde el miércoles 11)
Reportaje sobre El drama del Estrecho (Deia, mayo 2013)
Reportaje sobre la eclosión de agosto de 2014 (Deia, 15 de agosto). "Podrían haberse ahogado a cientos"
Desplazados sirios: la fuente que no cesa
Otros reportajes sobre DD.HH., recogidos en El Tintero
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