domingo, 8 de julio de 2018

LUTERO, 500 AÑOS DESPUÉS

En 2017, Alemania ha celebrado los 500 años de la Reforma que impulsó Martin Luther. Ya en 2014, varios periodistas de Suiza, Alemania, Hong Kong y España recorrimos algunos destinos Unesco vinculados a Lutero, y el pasado otoño pude vivenciar cómo los cinco siglos de Reforma se traducían en grandes eventos, sobre todo en Weimar y Wittenberg, en la Reformationsfest




Escritorio en el que trabajaba Lutero en el castillo de Wartburg.



Texto y fotos: Cristina Mtz. Sacristán


A través de la ventanilla del tren, el flash-back es ineludible: el paisaje alemán, tan verde y frondoso, árbol a árbol, sólo se ve actualizado por multitud de paneles solares que nos recuerdan que, como en Holanda, estamos en un país con gran conciencia verde. Las hojas amarillean, pero hay auténticas pinturas abstractas fucsias, rojas, ocres. En octubre, por mucho cambio climático, Alemania se viste siempre de colores hermosos, y las hojas secas -Laub- se mecen en el aire como siguiendo los acordes de Liszt.


  Y llueven hojas secas de otoño sobre las calles y parques de Weimar, con la música del Conservatorio de fondo, los perritos disfrutando de sus paseos verdes, las parejas relajadas en el césped... Pues sí, el flash-back histórico es constante siguiendo los pasos de Lutero. Hasta el punto de que habrá veces que sintamos que anda por ahí, que sigue con sus apuntes, pero que se ha movido de la mesa para ir a comer algo. Algo así ocurre en el castillo de Wartburg, que se alza pictóricamente sobre Eisenach, con sus construcciones de piedra y fachadas de maderas cruzadas. Evocaciones del Medievo que, al igual que en la Baja Sajonia, se producen a menudo en Turingia. Más adelante, en Weimar, donde confluyeron las musas de Goethe, Schiller, Bach, Liszt y hasta H. C. Andersen y Pushkin -entre otros autores-, el paseo tiene sabor a clasicismo, a fachadas románticas, a la originalidad que, sin duda, marcó la potente Bauhaus que allí se larvó.



Lutero muestra el Evangelio desde la fachada del Hotel Elephant de Weimar.


  Es como si la vida y obra de Lutero nos llevaran por este recorrido histórico y cultural tan intenso e interesante. Si ya sus propios pasos, su perseverancia y audacia al enfrentarse al sólido papado de Roma, son de por sí un tesoro a conocer, la estela cultural que se fue desarrollando a lo largo de los siglos por las ciudades en que influyó es de una enorme riqueza.



Bajada desde el castillo de Wartburg a Eisenach.


Unesco y división
La línea que dibuja el recorrido de los hitos de Lutero coincide con la de la división del país durante cuatro décadas. Esa es una de las razones por las que, a pie de calle, la gente mayor no suele hablar en inglés. Incluso al llegar a la estación de Weimar -ciudad que acoge nada menos que a dos millones de turistas al año-, una empleada de la Deutsche Bahn agita las manos, nerviosa, al no poder entender el inglés.

  La división de Alemania, tan marcada durante largos años, y el luteranismo y el calvinismo han ido dibujando un carácter austero, de personas que visten sin ostentación, de reciclaje y aprovechamiento de los recursos. Y, además, las ciudades en las que labró su obra Lutero forman parte del Patrimonio de la Humanidad Unesco.
  En cambio, el periodo soviet no dio a conocer la historia de Lutero suficientemente, y la están recuperando en los últimos años. Eso no quita que en 2017 los alemanes festejaran el 31 de octubre, la Reformationsfest. Que en Wittenberg prepararon con todos los honores. Esta localidad de Welterbe es la que más exposiciones y referencias viene desarrollando en tono a la figura de Lutero. No en vano el prolífico reformador terminó sus días entre Wittenberg y Eisleben. 



Alegoría del purgatorio en una exposición sobre Lutero en Eisleben.

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Brillante y consestatario
En realidad, Martín Lutero nació en Eisleben, pero su trayectoria pasó por diferentes ciudades. Al menos, 23. En Eisenach, donde Bach fue bautizado, Lutero comenzó a estudiar latín, a cantar en el coro St. George... Una localidad que acogería también a Wagner y a Goethe, más adelante.

  De ahi se sube a Wartburg, pero la razón por la que Lutero comenzó a traducir la Biblia al alemán -del latín- en el castillo de cuento fue que ya había comenzado a ser problemático por sus propuestas 'democratizadoras', y lo confinaron en Wartburg durante largos meses, por su seguridad. Incluso cambió de imagen, como los espías, para pasar inadvertido. Con todo, fue un destierro muy fecundo -tradujo el Nuevo Testamento- y el entorno, de una gran belleza. Y en plena Reserva de la Biosfera de Turingia.


  Aunque Lutero nació y fue bautizado en Eisleben, él siempre se refirió a Eisenach como "mi querida ciudad". Pero Eisleben lo tiene en cuenta, en sus templos, en su casa natal, en sus exposiciones. Así, donde falleció el reformista mantienen intacto su escritorio y algunos interesantes objetos personales y cotidianos de su familia. Así como una Biblia de 5,5 kilos, la que él tradujo para que llegara al pueblo.



Espléndida Biblioteca de Anna Amalia, en Weimar.


  Aunque Lutero nació y fue bautizado en Eisleben, él siempre se refirió a Eisenach como “mi querida ciudad”. Pero Eisleben lo tiene en cuenta, en sus templos, en su casa natal, en sus exposiciones. Así, donde falleció el reformista mantienen intacto su escritorio y algunos interesantes objetos personales y cotidianos de su familia. Así como una Biblia de 5,5 kilos, la que él tradujo para que llegara al pueblo.

  Porque Lutero se guió, tenaz e inteligentemente, de un sentido común democratizador, desafiando al tótem católico romano y sus posesiones: ¿Por qué podía comprarse con dinero la salvación del alma? ¿Por qué la palabra del Papa era más importante que la Biblia? Y qué mejor manera de difundir ese mensaje que traduciéndolo del latín, para que cualquier persona pudiera leer la palabra de Dios. Un Dios en el que el teólogo creía, pero como un padre para todos.

  En 1505, Lutero ingresó en el monasterio agustino de Ertfurt, ciudad que hoy tiene una gran proyección por el peso histórico del reformador y su rica oferta universitaria. Capital de Turingia, cuenta con el mayor puente habitado de Europa. Según el propio Lutero, Erfurt se halla en “el mejor lugar para construir una ciudad”. También Goethe, Bach, Humboldt, Schiller... pasaron temporadas en ella. De 1501 a 1505, fue la reserva universitaria de Lutero, para luego convertirse en su reserva espiritual, de 1505 a 1511. Y no es de extrañar que el monje se inspirara en ese monasterio, por su gran belleza. Pero el agudo sacerdote y profesor no hizo sino cuestionarse más aspectos en él. De ahí que en el mítico 31 de octubre de 1517, siendo profesor de Teología, hiciera públicas 95 tesis en las que rebatía la postura de Roma. En realidad, clavarlas en la puerta de la Iglesia del Castillo de Wittenberg no era diferente a emitir hoy un comunicado de prensa o divulgar en las redes sociales una proclama: en el siglo XVI, Lutero se manifestó así.

  Una serie de iglesias mantienen su relación con Lutero hoy en Mansfeld y en Eisleben. En el caso de San Pedro y San Pablo, donde fue bautizado, encontramos hoy una apariencia bien moderna. Que prioriza el agua bautismal, colocando la pila al pie de los feligreses y en el centro de la iglesia. Como centro de la fe cristiana.

Colores de otoño en la Wittenberg reformista.



  Uno de los lugares culturalmente cruciales en los que paraba Lutero era Leipzig. Donde tuvieron su casa Wagner, los Schumann, Bach, Mendelsshon... Se ve que lo suyo eran los ambientes renacentistas.



Universidad de la Bauhaus en Weimar. Puras musas.



Con Cranach en Weimar
Efectivamente, los espacios humanistas le iban bien a Lutero, quien trabó una estrecha amistad con el pintor Lucas Cranach, a raíz de lo que frecuentaba Weimar. Aunque estos años podemos ver pinturas religiosas de Cranach por ejemplo en Eisleben. Y él cuenta con una vivienda en la calle principal de Wittenberg, Collegienstrasse.


  Y, a raíz de esas visitas, Lutero pudo disfrutar de una de las ciudades más inspiradoras del mundo. Hoy en día, luce con sus fachadas esplendorosas, la exquisita Biblioteca de la duquesa Anna Amalia -quien se trajo parte de sus libros e incunables de su natal Wolfenbüttel-, la Academia de Liszt, la preciosa Plaza del Mercado, su extenso e idílico parque Ilm, las casas de Goethe y de Schiller... Las musas flotan en el aire, felices, en Weimar.

  Aunque en Weimar no es donde más marcó su impronta Lutero, es una de las ciudades más ricas de la ruta relacionada con él. Y le hacen su merecido homenaje, por ejemplo evocando su lectura de la Biblia traducida desde un balcón del Hotel Elephant.

  En el Jubileo de la Reforma, Berlín no ha querido estar al margen, exhibiendo una muy interesante muestra en su Museo Histórico de los Alemanes. En The Luther Effect se puede conocer la cara y la cruz de los 500 años del Protestantismo.


  En realidad, hay más referencias en Wittenberg, donde podemos ver arte relativo a la Reforma, un repaso en el Ayuntamiento, situado en la Plaza del Mercado donde también Luther lee en un púlpito; en la exposición de la Lutherhaus de Collegienstrasse, en la exhibición Panorama...

  En Collegienstrasse, la larga arteria principal de Wittenberg, te ofrecen Biblias por la calle. Lutero está en la esquina del escaparate, en la camiseta y en el bolso de la tienda de moda, en los libros y postales, en el hotel homónimo... hasta dentro de las pinturas paisajísticas. Pero, para 'selfie', el que se hizo Lucas Cranach con Luther en la iglesia de San Pedro y San Pablo de Weimar, ante un Cristo crucificado y sangrante. Todo un cameo: para que algunos digan que los alemanes no tienen sentido del humor.

  Katharina von Bora. Históricamente a la sombra de Lutero, Katharina era una mujer fuerte y de armas tomar. Monja católica, se convirtió al protestantismo y se casó con el líder de la nueva iglesia. Él le llamaba cariñosamente Frau Käthe (Señora Caty). Hay que tener en cuenta que ella huyó del convento para reivindicar otra fórmula religiosa, en un momento en que podía ser castigada con la muerte. Es la mujer definitoria de la Reforma.

Lutero tradujo la Biblia para que cualquiera del pueblo llano pudiera leerla.


  Nada de mercadeo. Lutero rechazó la teología sacramental católica, que fomentaba la “venta de indulgencias”. Para Lutero, el Evangelio tenía que ser predicado libremente, no vendido. Aunque creó un cisma dentro de la Iglesia, y los católicos aplicaron la Contrarreforma, el protestantismo ha llegado a contar con 300 millones de seguidores.

  Creatividad sin límites. En este caldo de cultivo humanista, la Bauhaus rompió moldes en Weimar, aunque también en Dessau y Berlín. Si visitan los hitos de Lutero, no dejen de conocer de cerca la interesantísima obra de este movimiento visionario.

Escalinata de la Bauhaus en su Universidad homónima.


Para más información: recorrido por los hitos de Lutero en Alemania (Diari Ara, noviembre 2017)
Los destinos Unesco relacionados con Lutero (revista ON, otoño 2014)
Las ciudades y países con proyectos más verdes (revista ON, otoño 2017. Págs. 28-31)
Reportaje sobre la Latinale en El Asombrario (noviembre 2017)
Exposición sobre la estela de Luther en el Museo histórico de Berlín
Reportaje sobre la mujer en la Bauhaus
Martín Lutero, el monje que cambió el mundo (DW)
Oficina alemana de Turismo
Más sobre la cultural WeimarBauhaus

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