Calentamiento global y dificultades para que los residuos y la contaminación no crezcan. Y, ahora, todo complicado por el coronavirus. La trepidante producción se compensa en parte por iniciativas particulares y colectivas de reforestación, creación de parques y huertos urbanos, reciclaje, autoabastecimiento... Los modernos urbanistas visten los edificios de verde y los ciudadanos traen el campo a la ciudad
La Naturaleza es nuestro vivienda de serie. Imagen pescada en la red. |
Estos días de confinamiento, atrapados en nuestras jaulas de hormigón, nos hemos dado cuenta más que nunca de la importancia del paseo entre árboles y flores, de lo antinatural de los espacios grises, de lo insalubres que pueden llegar a ser nuestras ciudades con los aires contaminados por el excesivo uso de carburantes. De hecho, algunos ecólogos ya han afirmado que la solución a las pandemias estaba avisada: una buena convivencia con un ecosistema sano y no perjudicado por la acción humana.
Pero no es nuevo y ya llevan muchos años trabajando en la mejora de nuestros entornos ecologistas, paisajistas, economistas y expertos en soberanía alimentaria, que consideran que el campo, nuestros orígenes, tienen que integrarse en las ciudades. Así me lo comentaba en nuestra primera conversación la urbanista Diana Balmori, tras acometer el área de Abandoibarra en un Bilbao remozado: "El campo tiene que integrarse en la ciudad". Más allá, Diana, criada en Tucumán pero neoyorquina de adopción y de pro, me aseguraba que la ciudad de los rascacielos, la que tiene tantos problemas con su acumulación de residuos, puede ser sostenible y verde. Todo un sueño, que ella proyecta en su estudio de la Séptima Avenida, en Manhattan. "Urge crear una relación distinta con la Naturaleza", subrayó entonces.
Para reforzar sus musas, frente a su estudio puede ver perfectamente el High Line Park, que fue creado sobre unas antiguas vías de tren, paralelas al río Hudson, y que supone un pulmón verde de oxígeno y paseos para los ajetreados neoyorquinos. Le resulta muy inspirador, reconoce, ya que uno de los anhelos de esta original arquitecta es que las ciudades sean más humanas, que integren la Naturaleza en lo cotidiano y, para ello, se sirve de pequeños huertos urbanos, de azoteas con plantas, fachadas vegetales, zonas peatonales... Balmori y su equipo trabajan en un espacio diáfano y sin sofisticaciones: muchos dibujos, bocetos, papeles, documentos… acompañan a sus sonrientes colaboradores, cuyos orígenes son muy diversos (otra característica muy neoyorquina).
El que Bilbao fuera una ciudad eminentemente industrial en el pasado y que ahora hubiera sido repensada, en otro tono más de actualidad, le resultó muy sugestivo a Diana, quien comparaba cómo Detroit, al caer la industria del automóvil, no había sabido reinventarse. Además del verdor natural, el agua es uno de los elementos que Balmori siempre introduce en sus proyectos, por considerarlo esencial en nuestras existencias. "Todas las ciudades se ponían al lado del agua hasta el siglo XIX", me recordaba, porque era medio de transporte y de subsistencia. En mi visita a Utrecht Jim Roosendaal me explicó cómo los canales resultaban de alta utilidad para los mercaderes en Holanda, en tiempos en que las mercancías se transportaba en barcos.
El agua, según Balmori, "se está convirtiendo en el petróleo del siglo XXI", ya que escasea "sobre todo porque hay polución". Hemos pasado, dice, del concepto de las ciudades "como una cosa inerte, totalmente separada de la Naturaleza, a este momento en que hemos comprendido que la ciudad es parte de la Naturaleza, que no está separada, que las cosas vivas pueden vivir en ella y que los techos verdes, paredes verdes, el incorporar insectos, animales o plantas es importantísimo". Porque "nosotros formamos parte de ese ciclo, pertenecemos a esa biología íntegra", señala. En este sentido, Diana se confiesa enfática defensora de las slow cities y la slow food, como corrientes que promueven la sostenibilidad de nuestras vidas y ciudades.
En su opinión, el paisajismo "repone la atmósfera y limpia y reduce la temperatura dentro de la ciudad". Y Diana no solo habla de recuperación y de medidas "inteligentes", sino además de "goce, calidad de vida" con este tratamiento del urbanismo. Me alucinó que hablara de un posible Nueva York sostenible: "Ya lo creo que sí. Para hacer los edificios sostenibles se involucra la geología -un sistema de chimeneas que absorbe el aire del edificio y lo renueva- y están apareciendo una serie de tecnologías con las cuales se puede hacer el cambio a una ciudad muy sostenible". Aunque admite que "falta mucho por hacer aún" y "ni por mucho está como a mí me gustaría".
Balmori tuvo que ponerle mucha imaginación a su proyecto de la Campa de los Ingleses, ya que del presupuesto inicial le recortaron, por la crisis, más de la mitad. El trabajo en equipo palía ciertos déficits, me comentaba cuando la visité en Manhattan. Allí estaba en alegre convivencia con sus arquitectos. En cuanto al paisajismo, admite que durante un tiempo fue considerado 'la hermana pobre' de la Arquitectura. "Se consideraba que era algo que sobraba. Ahora se han convertido en socias, y yo creo que es la herramienta de cambio de la ciudad, no solo para las personas: es mejor para los insectos, para los pájaros, para los mamíferos...". Así, sus proyectos le crean mucha ilusión porque "estos pequeños pedazos tienen un efecto inmenso, con cosas mínimas, en 100 metros cuadrados". Y los Parking Day serían "una demostración de cómo se puede cambiar una ciudad, todo lo vivo". La peatonalización resultaría un capítulo primordial en esta concepción de las ciudades modernas, con un transporte público activo. Bilbao le parece modélica en este sentido.
Otras ciudades en las que la peatonalización y, de forma subrayada, el uso de las bicicletas para circular son preeminentes son las holandesas, en general las nórdicas y, por ejemplo, Berlín. En países como Noruega también veremos numerosas bicis en las ciudades más o menos importantes, como Oslo o Flåm. En Holanda, el verdor de sus pueblos y campos ha penetrado en las urbes. Lo normal es que vayamos a una estación en las ciudades holandesas y allí nos encontremos legiones de bicicletas aparcadas, todas juntas. Llueva de lado o haga frío, los ciudadanos circulan normalmente pedaleando, incluso con un habitáculo anexo para llevar niños. Tanto en esas urbes como en Berlín hay que estar atentos al cruzar la carretera, pues los carriles bici tienen preferencia y no es la primera vez que en Amsterdam han ido turistas a denunciar un atropello, como peatones, pero la policía no les ha hecho caso, ya que las bicis tienen prioridad en esos carriles. En cambio, apenas registran atropellos de ciclistas, y circulan sin casco.
Es otra forma de circular. Por ejemplo, en Berlín son de lo más andariegos, y además cuentan con frondosos y amplios parques por los que pasean incluso con mucho frío. Llevan a sus niños a jugar, a volar cometas -por ejemplo en el famoso Tempelhof Freiheit- y a sus bebés en los carritos. Bien pertrechados, pero ni siquiera con la pandemia del coronavirus han dejado de caminar por sus parques.
Llama la atención en Holanda cómo preservan el verdín a pie de canal en Amsterdam y Utrecht, donde en el agua podemos ver flotar incluso nenúfares. Son lugares en los que el respeto por el hábitat es total, y la conciencia recicladora y de separación de las basuras forma parte de su ADN.
Tras mis experiencias 'green' en Berlín, propuse hacer un amplio reportaje sobre parques, jardines y lagos berlineses, así como los de Potsdam, ciudad verde y acuática donde las haya. Está rodeada de lagos, y así me lo mostraba Doris Weinkauf en nuestra visita a la capital de Brandenburg. Mostrando un mapa salpicado de lagos por doquier. Una cuarta parte de la superficie de Berlín está cubierta de árboles. Esta inusual característica en una metrópoli casa bien con el amor de los alemanes por la Naturaleza. Además de sus parques y lagos, tanto Berlín como Potsdam cuentan con puestos de flores en muchos puntos de la ciudad. De hecho, comprar flores en Berlín es una ganga: te puede costar el ramillete 3 euros, tan solo. De dos a cinco euros he visto yo en Neukölln, por ejemplo. A menudo son vietnamitas quienes las venden. Y, además de su venta, es común que las planten los propios ciudadanos, quienes en no pocas ocasiones cuentan con huertos urbanos. En Berlín es muy corriente que te regalen flores o plantas.
En Holanda el verdor y el agua tienen su Edén. Por ejemplo, el mayor invernadero de Europa. Los invernaderos holandeses son un 500% más productivos que los españoles, nada menos. Holanda exporta más alimentos sostenibles que España y Francia juntas. La Oficina de Turismo holandesa me informa sobre "cómo ha gestionado Holanda la lucha contra el agua a lo largo de su historia, y cómo lo sigue haciendo ahora de una manera sostenible". Las poblaciones históricas de canales, así como los parques nacionales de humedales retratan la relación que tienen los neerlandeses con el agua. Por Utrecht los árboles y las flores decoran muchos rincones, con bastante exuberancia y dejándose caer sobre el Oudegracht. Por supuesto, el mercadillo callejero cuenta con venta de tulipanes, como no podía ser de otra manera. Tal y como explicaba en mi anterior post sobre el reciclaje creativo, en Holanda tienen muy presente el reciclaje y el cuidado medioambiental. Es país puntero en esta materia junto con Alemania, donde la separación de basuras es escrupulosa. Así ocurre en otros países, como Austria o Suiza, donde pueden separar todos los elementos de una bolsita de té. ¡Hasta la grapa! Y, a la hora de crear, los artistas tienen en cuenta estos parámetros y se preocupan por utilizar materiales desechados, o de dar forma a objetos que iban a ir a la basura. Y salen creaciones muy interesantes. En estos reportajes recojo estos aspectos.
Una
peculiaridad holandesa es que cuentan con pasos a nivel en las
autovías habilitados como si fuera campo, de modo que los animales
puedan transitar por ellos ajenos al mundanal ruido, pastando,
deteniéndose cuando les apetezca, etc. Como si la huella humana no
rompiera su ecosistema. De
Holanda nos llegan constantemente noticias de sostenibilidad. Así,
en 2017 supimos que UrbanFarmers abrió en La Haya la granja
urbana más grande de Europa, tras la apertura de otros espacios
agrícolas en Basilea, Zurich y Berlín. En la azotea de las antiguas
oficinas De Schilde, esta granja produce todos los días verdura y
fruta fresca de gran calidad, kilómetro cero, y para más
inri UrbanFarmers ha abierto una piscifactoría en la sexta planta
del edificio. La reutilización permite que el agua donde se crían
los peces, ricos en nutrientes, se recicle como fertilizante para las
verduras, y las plantas a su vez purifican el agua que volverá a
utilizarse para la piscicultura.
Holanda se mueve deprisa en clave verde. Así, un año antes de lo previsto, todos sus trenes eléctricos de pasajeros (de la compañía NS) se mueven ya con energía 100% eólica. Amsterdam y Rotterdam son las ciudades líderes en sostenibilidad. El uso de energías sostenibles, la planificación urbanística, el uso del agua y del susbsuelo, el cuidado del reciclaje y la transformación de basuras en biogás y fertilizantes, etc. conforman un plan que cristalizará este año. El último grito de Rotterdam es alojarse en casas-barco sostenibles, fabricadas con materiales reciclables, sobre todo cartón.
En Holanda se ha construido el mayor jardín de tulipanes del mundo. En Dinamarca, Copenhague se llenará de manzanos, arándanos, moras, etc. de forma gratuita. Así, de camino al trabajo se podrá coger directamente del árbol el fruto que se desee. La esperanza de la administración danesa que votó por este proyecto es que, al plantar árboles frutales y otra vegetación las personas tendrán la oportunidad de reconectarse con los sabores naturales y elegirlos con más frecuencia en su dieta diaria. Y los jóvenes volverán a sus orígenes. A los daneses se les permite tomar cultivos de propiedades privadas, siempre que estén en los caminos.
Noruega es otro país con exuberantes fiordos, cascadas de agua generosas e inmenso verdor. Desde el avión los fiordos se intercalan en el mapa, dándole vida, y algo así ocurre con Berlín, pues desde la ventanilla se divisan sus extensos parques y lagos. Otra característica de la capital alemana es que los animales campan a sus anchas por ella. Se ve que notan que los humanos les respetan, de forma que los gorriones comen directamente de nuestro plato en la terraza y se ven ardillas y zorros por sus parques. Hasta algún jabalí me dijo Erika Ede que habían visto en Tiergarten. La separación doméstica de basuras es impecable en Centroeuropa. A Noruega no le queda basura, pues la ha convertido toda en energía. Con cuatro toneladas de residuos se consigue una tonelada de combustible. A diferencia de España, la combustión de los desechos libera un humo que no es tóxico en un 99%. Con una sola planta energética, abastecen a medio Oslo. Y, como han consumido sus deshechos, ¡los importan de otros países!
Las guarderías finlandesas asesoran a los niños sobre cómo convivir con la Naturaleza, así como con el Arte y la Música. Por su parte, en Suiza, tirar 5 kilos de basura cuesta entre 2 y 3 dólares, mientras que reciclar es gratis. Esto se debe a que, por ejemplo, separar una bolsa de té supone apartar el papel de la sustancia orgánica, del cartón y el hilo, y de la grapa de metal. Los ciudadanos aceptan pagar impuestos en caso de no realizar tal separación en casa, y una “policía de la basura” se asegura de que cumplen las normas. Además, casi todos tienen un huerto propio. Suiza ha erigido una industria del reciclaje ejemplar para el resto del planeta.
Es curioso que, tras conocer esos lugares aterrizar en Zagreb da la misma impresión: el verdor lo acapara todo. Es una ciudad muy viva y soleada, llena de terrazas bulliciosas, pero además tiene buen número de parques y zonas con flores, que hacen de orla a sus monumentos históricos. Recuerdo que en el hotel y en restaurantes y bares, al igual que en Poznan o Gdansk (Polonia), había flores secas, una flor en un jarrón, etc. Siempre un detalle floral. Otro aspecto muy interesante es el colorista mercado de Dolac, muy famoso y retratado por los turistas. En él hallaremos unos frutos tan sugerentes y hermosos que los comeremos con la vista. Es como un homenaje a los productos del agro croata.
Y es que Polonia no se queda atrás. Conocidas son sus reservas naturales, pero además sus ciudades, que fueron reconstruidas casi enteras tras la II Guerra Mundial, cuentan con importantes tesoros culturales y naturales. Así, según TravelBird (un portal holandés), Varsovia se encuentra en el puesto número 12 del ranking mundial de ciudades más verdes, con 110 metros cuadrados de espacios verdes por cada varsoviano. Hay varios parques, pero el Parque Real de Lazienki destaca porque es uno de los puntos de visita de los turistas. Con sus 76 hectáreas constituye uno de los pulmones, en pleno centro de Varsovia. Se creó en el siglo XVIII tal y como lo conocemos ahora, antes de que esos terrenos fueran adquiridos por el último rey polaco, Estanislao Augusto Poniatowski. Uno de los aristócratas había ordenado construir allí un pabellón con baños, de lo cual procede el nombre del espacio: El Parque Real de Baños (Lazienki). Me lo cuenta la infatigable directora de Turismo de Polonia, Agata Witoslawska, desde su portátil.
El parque, tal y como lo conocemos ahora, "reflejaba las ambiciones del rey Poniatowski de crear un espacio moderno, de descanso y también de innovación: allí, en el pabellón de baños convertido en el Palacio sobre el Agua, Poniatowski se reunía cada jueves del verano con artistas y filósofos, en unas jornadas intelectuales con impacto en los movimientos artísticos del país", enumera Agata. Y, si bien este es el parque más espectacular, "podemos decir que el espacio verde se prolonga mucho más allá. De hecho, podemos llegar a Lazienki por el Parque Ujazdowski, con el castillo de Ujazdow, que domina una colina y hoy es sede de una exposición de arte moderno, siguiendo al Jardín Botánico". Otra fórmula de viaje 'verde' es buscar naturaleza a orillas del Vístula, uno de los últimos ríos salvajes de Europa. "Bien alquilando un kayak y buscando los nidos de los pájaros escondidos cerca de las orillas, disfrutando del buen tiempo en varias playas urbanas o paseando a pie o en bicicleta por las rutas señalizadas para llegar desde Lazienki al casco antiguo de la ciudad". Un planazo medioambiental.
Y es que es una capital privilegiada en este sentido "al tener 20 kilómetros del centro de la ciudad un parque nacional y Reserva de la Biosfera a la vez. Se trata de un espacio de 385 kilómetros cuadrados al noroeste de la capital y al que se puede llegar también en transporte público. Existen varias rutas que se puede recorrer andando, a caballo o en bicicleta, e incluso existen rutas de dos o tres días", narra Witoslawska. En la cuenca del Vístula se puede apreciar dunas. Más allá, en Smardzowice veremos bisontes en su Parque Nacional de Kampinos, "aunque su símbolo es el alce". Tras ver la luz este post, Agata me añadió que en los tejados de algunos edificios altos varsovianos hay colmenas "y la miel de allí está muy rica". Un colofón dulce.
Qué decir tiene que el verdor y las flores pueblan también en toda Francia y en Londres, donde los paseos placenteros por Hyde Park o cualquiera de sus otros espacios verdes permitirán ratos muy agradables. Bajo nuestros pies leeremos mensajes de recuerdo a Lady Di y habrá asientos para leer tranquilamente un libro. En todo el Reino Unido el color verde impera, muy especialmente en Irlanda, si bien Princes Gardens es un buen ejemplo del verdor escocés. En Dublín, aparte de su Ruta Literaria, sus pubs y Saint Patrick's Day, la naturaleza es también exuberante, y las flores nos asaltarán por doquier. Lo mismo ocurre en Malahide.
Stefano Boeri es diseñador de múltiples "Bosques verticales" por todo el mundo, edificios con plantas en sus fachadas. Idea que también cultiva Diana Balmori. Boeri es profesor de una de las mejores escuelas de arquitectura europeas, el Politécnico de Milán. Es habitual ver a los habitantes de Shanghai con mascarillas desde hace muchos años. La polución es tan alta en las metrópolis chinas que parece mentira que puedan recuperarse a corto plazo. El urbanista Stefano Boeri, especializado en “arquitectura verde”, viene desarrollando unplan de “bosques verticales” o “ciudades-bosque”, que aprovecha los rascacielos para cubrirlos de plantas, con el fin de contrarrestar el aire sucio que respiran en China. Boeri causó sensación con el edificio de Milán 'Bosco Verticale', 20.000 m2 de superficie cubierta de plantas que crean un microclima, y ahora pretende que oficinas, viviendas, un hotel de lujo, un museo y una escuela sostenible se vistan de verde para llenar de oxígeno las ciudades chinas.
Empezó en 2018 por Nanjing, con más de 1.100 árboles y 2.500 plantas en cascada. Los edificios producirán 60 kilos de oxígeno al día, absorbiendo 25 toneladas de CO2 por año. Entre él y Balmori, es posible que Shanghai y Nueva York levanten cabeza... París, Londres, Hong Kong, Oslo y Singapur son algunas de la veintena de urbes que están siguiendo estos pasos. Así, los 'City trees' son una pared de musgo capacitada para absorber 240 toneladas métricas de CO2 al año. No precisan ser regados porque acumulan y reutilizan el agua de lluvia. Además, cuentan con paneles solares que proporcionan energía, con la que se monitorea su funcionamiento.
La ecología alcanza a la construcción, empleando materiales que no eran deseables en el cuento de los tres cerditos, pero que respetan el Medio Ambiente. En este reportaje de la revista ON analizaron esta tendencia de futuro (páginas 30-31). Casas ecológicas, hogares saludables.
Por su parte, Paisaje Transversal se ha especializado en proyectos de regeneración urbana. Su trabajo recuerda en buena medida a la reconversión de los edificios abandonados en Berlín, aquellas fábricas, oficinas de correos, etc. que hoy son estudios de artistas o restaurantes. Aunque tienen su sede en Madrid, trabajan en diferentes
destinos, y uno de sus promotores, donostiarra, viene
moviendo planes muy interesantes en territorio vasco. Entre sus
proyectos de “ciudades naturalizadas” se cuentan el Parque JH enTorrelodones, el de Sigüenza y Cazorla, Harinera y Espalet. Suelen
participar en cursos y sesiones de paisajismo, ecología y
sostenibilidad en las ciudades. Su
labor de regeneración de edificios y espacios desde el punto de
vista ecológico y de participación ciudadana les valió el
Premio Arquia Innova 2016.
La naturalización urbana y las soluciones basadas en la Naturaleza (NBS o Nature Based Solutions) como vector de regeneración ocupan un eje prioritario en el trabajo de estos urbanistas, "tal y como explicamos en la propuesta Barrios Vivos, desarrollada junto a nuestras compañeras biólogas-ecólogas de Creando Redes. En este caso, GrowGreen nos permite dar un paso hacia adelante en este conocimiento a través del desarrollo y medición de los impactos de diversas experiencias prácticas en planificación, diseño y ejecución de soluciones para la naturalización urbana", explican.
Eloi Juvillà Ballester, de la Diputación de Barcelona, ha publicado un libro, 'Renaturalización de la ciudad', en el que aborda cómo "las infraestructuras verdes ecosistémicas, y en general el verde urbano, son una oportunidad, una herramienta estructural, para mejorar la habilitación de la ciudad y las conurbaciones urbanas, así como reducir su huella ambiental". Porque "nuestros entornos urbanos no están ofreciendo la calidad de vida que la ciudadanía reclama. Por un lado, los cambios en la morfología urbana, derivados en gran parte de una planificación de la movilidad centrada en el vehículo privado y en un concepto de zonificación de la ciudad, y por otro lado los cambios climáticos a nivel global y local, han reducido la capacidad de los núcleos urbanos, su resiliencia, para poder garantizar unas buenas condiciones de vida y salud a sus habitantes y contribuir así a la mejora ambiental del planeta".
Con el covid-19 se ha puesto en evidencia, apuntan, las deficiencias de nuestras ciudades, junto con las sociales, económicas, etc. "Si la ciudad 'normal', desigual e insostenible, no funcionaba, aprovechemos este punto de inflexión para transformarla", pregonan. ·"Entendamos que el escenario pos-covid-19 puede suponer una gran oportunidad para reconstruir ciudades y territorios más resilientes, responsables y equilibrados, No estamos inventando nada nuevo, los debates en torno a la sostenibilidad de las ciudades llevan muchos años proponiendo alternativas, pero desde ahora, desde este estado excepcional que transitan nuestras ciudades, parece que un nuevo modelo urbano puede hacerse realidad. La pandemia ha traído un aumento de la conciencia social y política para el cambio y ha puesto el foco en la proximidad, la adaptabilidad y la flexibilidad de unas ciudades en las que las personas -y su salud- sí puedan estar en el centro de su diseño".
Uno de los aspectos que abordan desde Paisaje Transversal es "la calidad del espacio público, que va a ser más importante que nunca: la amplitud de las aceras, la superficie del espacio público por habitante, el nivel de verde urbano, el paisaje, el acceso a parques y zonas verdes (para cuando sea posible pasearlos) son indicadores urbanos que varían enormemente entre unos barrios y otros, sobre todo en las grandes ciudades, y que van a afectar la desescalada". Para estos urbanistas, "es interesante reformular también la función de los espacios comunes, como las azoteas y, por qué no, la obligatoriedad de balcones". En cuanto a la movilidad, "sería interesante preparar los servicios públicos para que sean más flexibles, con espacios multifuncionales adaptables a las circunstancias y necesidades cambiantes".
Paisaje Transversal incide, también, en cómo "la planificación urbana y los modelos de movilidad influyen en la salud de la población: contaminación atmosférica, niveles de ruido, actividad física fruto de la movilidad activa en espacios con calidad ambiental, etc. Será imprescindible evitar la necesidad de grandes desplazamientos, facilitada por el teletrabajo y la flexibilización de horarios. Tal vez estamos más cerca que nunca de la utopía de la slow city y de una reestructuración de las horas destinadas al trabajo", subrayan. Estas realidades se plasman en su reciente libro Planificación urbana integral. Aprendiendo de Europa.
Desde sindicatos agrarios, pasando por baserritarras o ganaderos, hasta personas como usted o como yo se están moviendo, cada día en mayor número, para potenciar formas de consumo alimentario alternativas, de la mano de hábitos vitales más sostenibles. En 1996, y con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entra en circulación el concepto Soberanía Alimentaria. Este término, que da nombre a una revista dirigida por el también decrecentista Gustavo Duch, viene a definir la facultad de cada pueblo, comunidad y Estado para dibujar sus propias políticas agrarias y alimentarias, orientadas al desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria. Esta teoría se abraza con la permacultura, o diseño de hábitats humanos sostenibles y sistemas agroculturales que imitan las relaciones encontradas en los patrones de la naturaleza. Sería una contracción de agricultura y cultura permanentes. Ahora están creando una finca demostratica de Permacultura en un pueblo al lado de Vitoria-Gasteiz.
Un bosque comestible es un sistema agroforestal que imita a los ecosistemas forestales naturales, en el que es posible cultivar frutas, frutos secos, bayas, hortalizas, hongos y otras plantas útiles, creando un lugar hermoso, biodiverso y de alto rendimiento que prácticamente se automantiene.
En Euskadi asistimos a una auténtica eclosión de grupos de consumo con diferentes particularidades, y personas individuales, que están funcionando, al alza, en este sentido. Cada uno con sus características, que varían también en función de las zonas o territorios históricos, pero… todos los caminos llevan a la misma Roma. Por ejemplo, en Pamplona (Iruña) cada vez hay más grupos de consumo que van organizándose; cada día hay más interés por el consumo responsable”, explica Rebeca Germán, de Ehne Nafarroa. “Existe una reivindicación creciente de que queremos alimentarnos con nuestros propios productos, recuperar lo auténtico y la cercanía, pues se han perdido los ciclos de la naturaleza, de la vida”, expone Pedro Alberdi, de Ehne Gipuzkoa.
Entre sus premisas se persigue la
eliminación de intermediarios, que encarecen el precio final de un
producto, y el dumping o venta por debajo de los costos de
producción, que debilita la producción local y agraria. También
incide en la importancia del modo de producción de los alimentos y
su origen. Duch viene reivindicando en sus libros y artículos de prensa la agroecología, un modelo sostenible, alternativo al modelo
actual de agroindustria, y “capaz de alimentarnos a todas y a
todos, capaz de generar trabajo para muchas personas y bien
remunerado, y claro conservador de los recursos disponibles para
muchas generaciones posteriores”.
Según la ONU, la única forma de paliar el hambre en las zonas más empobrecidas es a través de la agricultura ecológica a pequeña escala. "Los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo necesitan un giro en el paradigma de la revolución verde a una auténtica intensificación de la agricultura ecológica", aseguró en la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo. Una vía en la que se dé "prioridad a los pequeños agricultores y se refuerce la recuperación de métodos de cultivo tradicionales".
Las ecotiendas y mercados surgen como escaparates de esta nueva filosofía de producción y de venta directa. Hay ecotiendas de diferentes tipos. Así, por ejemplo, en la calle Elcano de Bilbao se halla una que presenta fruta “que llega de Navarra cada tres días”, pan del día, yogures, detergente, alimentos para niños… “realizados sin pesticidas, sin productos fitosanitarios, y cuya elaboración está siempre orientada a mantener el equilibrio de la tierra”. Los mercados de fin de semana en diversas localidades serían "una opción en auge también", relata Pedro Alberdi. Sin descuidar las ventas online, también aliadas de sus propósitos. Debalde es un tipo de tienda, promovida por Desazkundea, que pretende demostrar que se puede vivir sin agotar recursos ni expoliar la Naturaleza. Se basa en el intercambio sin usar dinero. Por otra parte, cada vez que hay crisis la fórmula del trueque se prodiga. Diferentes profesionales se intercambian servicios, de modo que un pintor puede entregar una obra a un redactor que le ha escrito un catálogo. Por ejemplo. Como en tiempos antiguos.
En este contexto, la autoproducción va en aumento. Hay una serie de restaurantes, por ejemplo, en los que podemos paladear alimentos de su huerta o procedentes de sus animales. Tal es el caso del bicentenario Mesón Erausquyn, enAlegría-Dulantzi, cuyo cocinero slow, Juan Gil Ruiz, es también un pequeño productor local y ecológico. Algo parecido ocurre con Olatxu Taberna, en Zeberio, donde podemos degustar una alubiada como Dios manda, unas patas en salsa o unos pimientitos de primera, todo ello extraído de su propia producción y bien conocido por el boca-oído.
Una buena noticia que se está produciendo a raíz de la pandemia del coronavirus es que los aires están más limpios y, por ejemplo, en Madrid pueden contemplar la Sierra desde las ventanas, antes invisible bajo una capa de polución. El dióxido de nitrógeno, el gas contaminante que se origina del tráfico rodado, se ha reducido a más de la mitad, para alegría de Ecologistas en Acción. Según Muy, el agujero de la capa de ozono se habría cerrado en el Ártico.
La introducción y desarrollo de huertos urbanos en las capitales vascas va in crescendo, así como las ciudades 'slow', como Mungia. Vitoria-Gasteiz destaca como Green City, calificativo que ostentó sin sonrojarse en 2012, ya que se distingue por sus largos paseos, carriles bici, parques, espacios verdes... Y ahí es donde se viene desarrollando un llamativo fenómeno de autoabastecimiento agrícola inspirado en “Cuba, que nos lleva 50 años de adelanto en autoproducción y agricultura urbana”, cuenta el experto en huertos urbanos gasteiztarra Pedro Ferrero. Y ahora Gasteiz está abordando los “bosques comestibles”, fenómeno novedoso. Desde Kiribilore Permakultura están fomentando los huertos urbanos, bosques comestibles y huertos frutales entre los diversos colectivos de la ciudad vasca.
Si alguien está pensando en montar un huerto urbano ecológico, Kiribilore Permakultura se ofrece a ayudarle a ponerlo en marcha. "Ponte en contacto con nosotros y cuéntanos tu proyecto, realizaremos una visita al lugar sin compromiso y te daremos los primeros consejos", animan desde su web. Kiribilore promueve el diseño, la formación y los huertos en centros cívicos urbanos, entre otras cosas. De todas formas, más allá de los huertos y en la línea de alemanes y holandeses, numerosos ciudadanos están llevando sus pequeñas plantaciones al balcón o terraza de sus pisos urbanos. En ellos, plantan tomates, pimientos o flores, y así recrean un pequeño huerto "que me monto en mi piso", que diría Mecano.
Los huertos ciudadanos dotarían de autonomía a cada familia o individuo a la hora de alimentarse -como hacían nuestros ancestros-, mientras las hostiles ciudades se oxigenarían. Además, el trabajo en el huerto es "terapéutico" y "adictivo", de modo que una de las labores de Ferrero es impartir talleres de huertos urbanos a chavales con autismo. En una especie de terapia ocupacional. Y, en ciudades como Bilbao, a falta de baserris buenos son unos metritos cuadrados de huerta, sorteando el desnivel, como ocurre con las terrazas agrícolas de las islas canarias. Una simple maceta puede contener toda una fructífera tomatera. Perejil, tomates, pimientos y pepinos pueden nacer y desarrollarse en nuestros balcones y terrazas, tal y como mimamos a nuestros geranios o incluso rosas. En Bilbao, que ha visto descender sus niveles de contaminación industrial y cuya peatonalización es creciente, plantar en casa nos acerca más a la Naturaleza. Dados los precios de los caseríos, apunta Pedro Ferrero, cada vez se ven más girasoles y tomates en los balcones gasteiztarras.
Gustavo Duch estima que "tenemos que pacificar la agricultura". "Tenemos que detener la guerra que la agricultura internacional tiene establecida con la Naturaleza. 'En las guerras no gana nadie, todos pierden', decía Miguel Delibes, como estamos viviendo dada la relación entre la pandemia y los monocultivos.Una bandera blanca y un nuevo diccionario agrícola es necesario para dejar paso 'a una agricultura basada en la diversidad y la descentralización' que, como explica Vandana Shiva, 'es una agricultura favorable a la naturaleza. Los monocultivos y los monopolios simbolizan una masculinización de la agricultura'". El huerto le habría enseñado "humildad. Viene de humus, raíz de humano. Somos de la tierra. Echa una semillita. Cúbrela de tierra. Ya no la ves. Y... ¡aparece una planta! ¿Cómo no creer en la tierra? La tierra, con minúscula", declaraba recientemente en una entrevista.
El movimiento slow alcanza a las ciudades, si bien tiene una importante representación en la gastronomía. La localidad vizcaína de Mungia está catalogada como "slow city". El gusto de vivir sin prisas, reza la web de su Ayuntamiento. En el caso de Vitoria-Gasteiz, fue nominada Capital Verde Europea en 2012. En la capital alavesa, además, están realizando un “mapeo” de árbolesfrutales, para una mejor localización y control de nogales, moreras, manzanos, avellanos, perales, etc. en la ciudad. Por su parte, Pamplona (Iruña) ya aborda proyectos verdes en Auzolan, de creación de jardines. Se trata de una forma de hacer floricultura en la que los propios participantes deciden el diseño del jardín y en la que se va a utilizar gran variedad de plantas.
En estas semanas, en que el debate abierto es si aprenderemos la lección de que hay que tratar bien al planeta, porque si no se resiente y, por ejemplo, facilita la expansión de virus pandémicos, las teorías decrecentistas han vuelto a saltar a la palestra. Producimos más que lo que consumimos, y nuestros niveles de polución son inadmisibles. Especialmente en el caso de Estados Unidos y China, que incumplen sistemáticamente los acuerdos en materia medioambiental. En realidad, personajes como el ex presidente José Mújica vienen popularizando el pensamiento de que hay que vivir con lo esencial y en comunión con el entorno natural. Tanto José Saramago como Eduardo Galeano o José Sampedro han enumerado en numerosas ocasiones las consecuencias nefastas de las políticas neoliberales más depredadoras. Hace unos años tuve ocasión de charlar con Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, y él me aclaraba cómo el decrecentismo habla de un planteamiento global, en el que somos aliados de la Naturaleza y hombres y mujeres viven en igualdad de oportunidades. La economía de autoabastecimiento vuelve a aparecer en este ideario.
"En realidad, lo que llamamos decrecimiento no es una cosa nueva. Es el producto de un amasijo de movimientos e iniciativas que tienen ya un lapsus temporal bastante prolongado. Lo que sí es nuevo es el designio legítimo de envolver todo eso con una fórmula que resulta sorprendentemente atractiva para mucha gente", explicaba Taibo cuando le entrevisté para la revista Euskal Herria y para Deia. Bebería "de la idea de que cada vez es más urgente generar espacios autónomos en los cuales no dominen las reglas de los sistemas que padecemos, sino que empiecen a aplicarse aquellas reglas que estamos reivindicando. Creo que es una vieja idea de cariz libertario, anarquizante, que guarda mucha relación con la filosofía práctica, de fondo, del decrecimiento".
En la anterior crisis económica, Taibo estimaba que "hoy estamos en una etapa de recesión pero antes o después llegará otra de bonanza, y luego, más adelante tal vez otra de recesión… Tal vez estemos obligados a pensar seriamente si este esquema cíclico está empezando a fallar. Por decirlo de otra manera, el capitalismo es un sistema que históricamente ha tenido una formidable capacidad de adaptación a los retos más dispares. La gran discusión hoy es si no ha perdido dramáticamente los mecanismos de freno que le salvaron la cara en el pasado, de tal manera que nos podemos adentrar en un escenario de crisis prolongadísima que nos obligue a modificar muchas de nuestras claves mentales". En ese sentido, "hay problemas, pero resulta que para resolverlos se aplica las mismas terapias que nos condujeron a ellos, con un escenario en términos ético-morales indefendible. Alguien podría decir, bueno, es que hayque reducir el gasto público en sanidad y en educación porque es muy alto. No, no es muy alto, la mayoría pensamos que es muy bajo, lo que ocurre es que hay que tapar los agujeros que han dejado las operaciones de especulación financiera, bursátil, inmobiliaria registradas en los últimos diez años. Nos encontramos ante lo de siempre: cuando hay beneficios, se privatizan; cuando llegan las pérdidas, en cambio, las pérdidas se socializan".
Dentro de la mentalidad de autoabastecimiento austero, Taibo recuerda que Sócrates decía que "le gustaba mucho visitar el mercado para comprobar de cuántas cosas no precisaba". Y recuerda que es más feliz el que menos necesita. Por su parte, Gustavo Duch, de Soberanía Alimentaria, señala que en esta recesión se necesita humanizar la producción. Los decrecentistas se basan en la premisa de "menos es más", y a partir de ella construyen una realidad paralela. La obsolescencia programada sería uno de los trucos del capitalismo para perpetuarse, de tal forma que "cuando a los dos años tienes que tirar el ordenador, obligado a comprar otro, eso implica un castigo adicional contra el medio natural"..En la actual situación de pandemia, Taibo habla de situarnos al borde del colapso. Se refiere a las consecuencias "letales" del cambio climático y del agotamiento de las materias primas energéticas, así como factores "aparentemente secundarios, como epidemias y pandemias". Un estudio sobre biodiversidad reciente establece que es preciso el decrecentismo económico para la preservación de los ecosistemas, según ha publicado El País. En Público hablan del decrecentismo como potencial movimiento de masas.
Quizás la expresión máxima de insumisión ante el sistema capitalista sería la convivencia en ecoaldeas, como la de Lakabe en Navarra. Tuve la oportunidad de pasar un día con sus habitantes, que habían preparado unas lentejas vegetarianas muy ricas, y la forma en que se autoabastecían con sus huertos, sus gallinas, sus cocinas de leña, etc. eran ancestrales pero aseguraban que efectivas. Bajo el lema "Más pan y menos leches", escrito en una pizarra, y huyendo de la propiedad privada, los ecoaldeanos producen su propio pan, tienen autonomía energética y son consecuentes con su ecologismo. Desde la convicción de que "otro mundo es posible", rehabilitaron el pueblo abandonado en el Irati, y allí experimentan "con una nueva cultura, con una dimensión económica, social y ecológica en equilibrio con la Naturaleza, con el planeta". El pensamiento ecologista y de izquierdas impera en esta población, y coordina sus designios. Participando en movimientos sociales "en busca de justicia, dignidad y respeto, en armonía con el planeta", describen. Pocos lujos había en sus casas, si bien decían que no les faltaba de nada. Algunos han engrosado Arterra Bizimodu. Por su parte, los movimientos veganos son irreductibles defensores de los derechos de los animales y comen, por ejemplo, hamburguesas veganas, sin carne, que ya están en muchos menús escolares. Y emplean mucha imaginación. Y tiempo en la cocina para elaborar este tipo de platos. Tendencia absolutamente contraria al fast food, claro.
El ideario feminista suele englobar cambios integrales en el modelo de sociedad: menos patriarcal, menos consumista, más igualitaria y más respetuosa con el entorno. A menudo van asociados feminismo y ecologismo. De hecho, los decrecentistas parten de una base feminista en sus principios. Los objetivos de la ONU parecen más cercanos desde que comenzó esta pandemia. "Agri es tierra, cultura significa cultivar y cultivar deriva de la palabra cuidar: volvamos a cuidar la tierra. Así de sencillo", sentencia Gustavo Duch.
"Aun siendo consciente de que tiene mucho de dramático, me parece que tiene un punto poético que un diminuto coronavirus haya acorralado al capitalismo globalizado", dijo Duch al principio de la pandemia. "Me pregunto, ¿nos daremos cuenta algún día de la fragilidad de este modelo de economía globalizada?". Y añadía: "Crecer en un mundo finito ya sabemos que es imposible. Una primera manera de frenar el camino al precipicio pasa claramente por la relocalización de las economías. En agricultura, se trata de apostar por modelos agroecológicos a pequeña escala, orientados a la alimentación de la población local generando un trabajo digno. ¿Cuándo nos infectará el virus de la relocalización?".
Y es que está demostrado que el factor tiempo es decisivo para ese mundo que sueñan quienes quieren que el capitalismo llegue a su fin, dando paso a modelos más humanizantes de convivencia en la Tierra. Como analizó recientemente Dani Rovira en uno de sus monólogos, en función del tiempo acometemos más o menos proyectos en la vida. En el confinamiento hemos aprendido a valorarlo, así como a darnos cuenta de que los abrazos, los paseos por el parque, un café en buena compañía, la lectura y la música... son las cosas realmente importantes de la vida. Las demás son eso, solo cosas.
Para más información: Reportaje sobre Ciudades Verdes en la revista ON (págs. 28-31)
Los planes de Boeri para una China más verde (The Guardian)
Revista Soberanía Alimentaria. Blog de Gustavo Duch. "Pacifiquemos la alimentación"
Entrevista a Carlos Taibo (Deia) y dossier sobre nuevas formas de consumo para la revista Euskal Herria (2011). Web Carlos Taibo. Entrevista durante la pandemia en La Haine
Reportaje sobre Debalde, o el intercambio solidario (Deia). En la ecoaldea de Lakabe
Mi reportaje sobre parques y lagos de Berlín y Potsdam, en la revista ON (págs. 28-33)
Asocian la alta contaminación con el coronavirus. La pérdida de Naturaleza, motor de las pandemias (El Asombrario, pero diversas fuentes lo afirman)
Ecólogo experto: La solución a las pandemias pasa por un ecosistema sano y no perjudicado (La Vanguardia)
Peter Sloterdijk, filósofo: "Regresar a la frivolidad no va a ser fácil" (El País)
Más cerca del Kilómetro 0 desde que comenzó esta pandemia. Se cierra el agujero de la capa de ozono (Muy). Las ciudades, más limpias de polución debido al confinamiento (España directo, TVE)
Si no detenemos el deterioro de la Naturaleza, sufriremos pandemias cada vez peores (Muy)
Campaña de WWF para frenar la huella ecológica en el planeta
Firme aquí para exigir unas ciudades más equilibradas y sostenibles
Firmas con Greenpeace para proteger los bosques como pasaporte de nuestra salud
Firmas con Greenpeace para proteger nuestros mares de vertidos de plásticos
Firmas para frenar la caza de ballenas en Japón
Firmas de WWF para evitar que atropellen a más linces en las carreteras
El pangolín, el mamífero más traficado del mundo. Firma para evitarlo aquí (WWF)
Vitoria-Gasteiz, Ciudad Verde Europea 2012 (Ecointeligencia)
Récord de plantación de árboles en la India en tiempo récord
Renaturalización de la ciudad, un libro de Juvillà Ballester
Adelaida Sarukhan, inmunóloga: Lo estábamos haciendo mal, vivíamos demasiado aceleradamente (El Salto diario)
Pacifiquemos la agricultura, por Gustavo Duch. "Esta crisis invita a volver al huerto" (La Vanguardia). El libre mercado nunca será confinado (Soberanía Alimentaria)
Los invernaderos del futuro pasan por el autoconsumo (Ecoinventos)
Contaminación acústica por tráfico (Huffington Post)
Las bicis se constituyen como una alternativa a la actual organización (ABC News)
Serán el paisaje post-covid-19, según Muy
Los coches del futuro, ciudades con menos coches (TVE)
Para reforzar sus musas, frente a su estudio puede ver perfectamente el High Line Park, que fue creado sobre unas antiguas vías de tren, paralelas al río Hudson, y que supone un pulmón verde de oxígeno y paseos para los ajetreados neoyorquinos. Le resulta muy inspirador, reconoce, ya que uno de los anhelos de esta original arquitecta es que las ciudades sean más humanas, que integren la Naturaleza en lo cotidiano y, para ello, se sirve de pequeños huertos urbanos, de azoteas con plantas, fachadas vegetales, zonas peatonales... Balmori y su equipo trabajan en un espacio diáfano y sin sofisticaciones: muchos dibujos, bocetos, papeles, documentos… acompañan a sus sonrientes colaboradores, cuyos orígenes son muy diversos (otra característica muy neoyorquina).
El que Bilbao fuera una ciudad eminentemente industrial en el pasado y que ahora hubiera sido repensada, en otro tono más de actualidad, le resultó muy sugestivo a Diana, quien comparaba cómo Detroit, al caer la industria del automóvil, no había sabido reinventarse. Además del verdor natural, el agua es uno de los elementos que Balmori siempre introduce en sus proyectos, por considerarlo esencial en nuestras existencias. "Todas las ciudades se ponían al lado del agua hasta el siglo XIX", me recordaba, porque era medio de transporte y de subsistencia. En mi visita a Utrecht Jim Roosendaal me explicó cómo los canales resultaban de alta utilidad para los mercaderes en Holanda, en tiempos en que las mercancías se transportaba en barcos.
Verdor a orillas del Oudegracht, que despliega sus canales en la holandesa Utrecht. |
El agua, según Balmori, "se está convirtiendo en el petróleo del siglo XXI", ya que escasea "sobre todo porque hay polución". Hemos pasado, dice, del concepto de las ciudades "como una cosa inerte, totalmente separada de la Naturaleza, a este momento en que hemos comprendido que la ciudad es parte de la Naturaleza, que no está separada, que las cosas vivas pueden vivir en ella y que los techos verdes, paredes verdes, el incorporar insectos, animales o plantas es importantísimo". Porque "nosotros formamos parte de ese ciclo, pertenecemos a esa biología íntegra", señala. En este sentido, Diana se confiesa enfática defensora de las slow cities y la slow food, como corrientes que promueven la sostenibilidad de nuestras vidas y ciudades.
En su opinión, el paisajismo "repone la atmósfera y limpia y reduce la temperatura dentro de la ciudad". Y Diana no solo habla de recuperación y de medidas "inteligentes", sino además de "goce, calidad de vida" con este tratamiento del urbanismo. Me alucinó que hablara de un posible Nueva York sostenible: "Ya lo creo que sí. Para hacer los edificios sostenibles se involucra la geología -un sistema de chimeneas que absorbe el aire del edificio y lo renueva- y están apareciendo una serie de tecnologías con las cuales se puede hacer el cambio a una ciudad muy sostenible". Aunque admite que "falta mucho por hacer aún" y "ni por mucho está como a mí me gustaría".
Este parque de Manhattan le gusta mucho a Bernardo Atxaga cuando pasea Nueva York. |
Balmori tuvo que ponerle mucha imaginación a su proyecto de la Campa de los Ingleses, ya que del presupuesto inicial le recortaron, por la crisis, más de la mitad. El trabajo en equipo palía ciertos déficits, me comentaba cuando la visité en Manhattan. Allí estaba en alegre convivencia con sus arquitectos. En cuanto al paisajismo, admite que durante un tiempo fue considerado 'la hermana pobre' de la Arquitectura. "Se consideraba que era algo que sobraba. Ahora se han convertido en socias, y yo creo que es la herramienta de cambio de la ciudad, no solo para las personas: es mejor para los insectos, para los pájaros, para los mamíferos...". Así, sus proyectos le crean mucha ilusión porque "estos pequeños pedazos tienen un efecto inmenso, con cosas mínimas, en 100 metros cuadrados". Y los Parking Day serían "una demostración de cómo se puede cambiar una ciudad, todo lo vivo". La peatonalización resultaría un capítulo primordial en esta concepción de las ciudades modernas, con un transporte público activo. Bilbao le parece modélica en este sentido.
Otras ciudades en las que la peatonalización y, de forma subrayada, el uso de las bicicletas para circular son preeminentes son las holandesas, en general las nórdicas y, por ejemplo, Berlín. En países como Noruega también veremos numerosas bicis en las ciudades más o menos importantes, como Oslo o Flåm. En Holanda, el verdor de sus pueblos y campos ha penetrado en las urbes. Lo normal es que vayamos a una estación en las ciudades holandesas y allí nos encontremos legiones de bicicletas aparcadas, todas juntas. Llueva de lado o haga frío, los ciudadanos circulan normalmente pedaleando, incluso con un habitáculo anexo para llevar niños. Tanto en esas urbes como en Berlín hay que estar atentos al cruzar la carretera, pues los carriles bici tienen preferencia y no es la primera vez que en Amsterdam han ido turistas a denunciar un atropello, como peatones, pero la policía no les ha hecho caso, ya que las bicis tienen prioridad en esos carriles. En cambio, apenas registran atropellos de ciclistas, y circulan sin casco.
Bicis aparcadas en el centro de Oslo, muy cerquita del hotel donde entregan el Premio Nobel de la Paz. |
Llama la atención en Holanda cómo preservan el verdín a pie de canal en Amsterdam y Utrecht, donde en el agua podemos ver flotar incluso nenúfares. Son lugares en los que el respeto por el hábitat es total, y la conciencia recicladora y de separación de las basuras forma parte de su ADN.
Tras mis experiencias 'green' en Berlín, propuse hacer un amplio reportaje sobre parques, jardines y lagos berlineses, así como los de Potsdam, ciudad verde y acuática donde las haya. Está rodeada de lagos, y así me lo mostraba Doris Weinkauf en nuestra visita a la capital de Brandenburg. Mostrando un mapa salpicado de lagos por doquier. Una cuarta parte de la superficie de Berlín está cubierta de árboles. Esta inusual característica en una metrópoli casa bien con el amor de los alemanes por la Naturaleza. Además de sus parques y lagos, tanto Berlín como Potsdam cuentan con puestos de flores en muchos puntos de la ciudad. De hecho, comprar flores en Berlín es una ganga: te puede costar el ramillete 3 euros, tan solo. De dos a cinco euros he visto yo en Neukölln, por ejemplo. A menudo son vietnamitas quienes las venden. Y, además de su venta, es común que las planten los propios ciudadanos, quienes en no pocas ocasiones cuentan con huertos urbanos. En Berlín es muy corriente que te regalen flores o plantas.
En Holanda el verdor y el agua tienen su Edén. Por ejemplo, el mayor invernadero de Europa. Los invernaderos holandeses son un 500% más productivos que los españoles, nada menos. Holanda exporta más alimentos sostenibles que España y Francia juntas. La Oficina de Turismo holandesa me informa sobre "cómo ha gestionado Holanda la lucha contra el agua a lo largo de su historia, y cómo lo sigue haciendo ahora de una manera sostenible". Las poblaciones históricas de canales, así como los parques nacionales de humedales retratan la relación que tienen los neerlandeses con el agua. Por Utrecht los árboles y las flores decoran muchos rincones, con bastante exuberancia y dejándose caer sobre el Oudegracht. Por supuesto, el mercadillo callejero cuenta con venta de tulipanes, como no podía ser de otra manera. Tal y como explicaba en mi anterior post sobre el reciclaje creativo, en Holanda tienen muy presente el reciclaje y el cuidado medioambiental. Es país puntero en esta materia junto con Alemania, donde la separación de basuras es escrupulosa. Así ocurre en otros países, como Austria o Suiza, donde pueden separar todos los elementos de una bolsita de té. ¡Hasta la grapa! Y, a la hora de crear, los artistas tienen en cuenta estos parámetros y se preocupan por utilizar materiales desechados, o de dar forma a objetos que iban a ir a la basura. Y salen creaciones muy interesantes. En estos reportajes recojo estos aspectos.
Parque en Amsterdam, junto al Museo de la Ciencia. En Holanda y Alemania los pájaros están contentos. |
Holanda se mueve deprisa en clave verde. Así, un año antes de lo previsto, todos sus trenes eléctricos de pasajeros (de la compañía NS) se mueven ya con energía 100% eólica. Amsterdam y Rotterdam son las ciudades líderes en sostenibilidad. El uso de energías sostenibles, la planificación urbanística, el uso del agua y del susbsuelo, el cuidado del reciclaje y la transformación de basuras en biogás y fertilizantes, etc. conforman un plan que cristalizará este año. El último grito de Rotterdam es alojarse en casas-barco sostenibles, fabricadas con materiales reciclables, sobre todo cartón.
En Holanda se ha construido el mayor jardín de tulipanes del mundo. En Dinamarca, Copenhague se llenará de manzanos, arándanos, moras, etc. de forma gratuita. Así, de camino al trabajo se podrá coger directamente del árbol el fruto que se desee. La esperanza de la administración danesa que votó por este proyecto es que, al plantar árboles frutales y otra vegetación las personas tendrán la oportunidad de reconectarse con los sabores naturales y elegirlos con más frecuencia en su dieta diaria. Y los jóvenes volverán a sus orígenes. A los daneses se les permite tomar cultivos de propiedades privadas, siempre que estén en los caminos.
Parque y lago en el norte de Berlín. La Naturaleza, integrada en la ciudad. |
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Noruega es otro país con exuberantes fiordos, cascadas de agua generosas e inmenso verdor. Desde el avión los fiordos se intercalan en el mapa, dándole vida, y algo así ocurre con Berlín, pues desde la ventanilla se divisan sus extensos parques y lagos. Otra característica de la capital alemana es que los animales campan a sus anchas por ella. Se ve que notan que los humanos les respetan, de forma que los gorriones comen directamente de nuestro plato en la terraza y se ven ardillas y zorros por sus parques. Hasta algún jabalí me dijo Erika Ede que habían visto en Tiergarten. La separación doméstica de basuras es impecable en Centroeuropa. A Noruega no le queda basura, pues la ha convertido toda en energía. Con cuatro toneladas de residuos se consigue una tonelada de combustible. A diferencia de España, la combustión de los desechos libera un humo que no es tóxico en un 99%. Con una sola planta energética, abastecen a medio Oslo. Y, como han consumido sus deshechos, ¡los importan de otros países!
Las guarderías finlandesas asesoran a los niños sobre cómo convivir con la Naturaleza, así como con el Arte y la Música. Por su parte, en Suiza, tirar 5 kilos de basura cuesta entre 2 y 3 dólares, mientras que reciclar es gratis. Esto se debe a que, por ejemplo, separar una bolsa de té supone apartar el papel de la sustancia orgánica, del cartón y el hilo, y de la grapa de metal. Los ciudadanos aceptan pagar impuestos en caso de no realizar tal separación en casa, y una “policía de la basura” se asegura de que cumplen las normas. Además, casi todos tienen un huerto propio. Suiza ha erigido una industria del reciclaje ejemplar para el resto del planeta.
El Mercado de Dolac, en Zagreb, es exuberante en productos del agro croata y en flores coloristas. En una ciudad luminosa. |
Es curioso que, tras conocer esos lugares aterrizar en Zagreb da la misma impresión: el verdor lo acapara todo. Es una ciudad muy viva y soleada, llena de terrazas bulliciosas, pero además tiene buen número de parques y zonas con flores, que hacen de orla a sus monumentos históricos. Recuerdo que en el hotel y en restaurantes y bares, al igual que en Poznan o Gdansk (Polonia), había flores secas, una flor en un jarrón, etc. Siempre un detalle floral. Otro aspecto muy interesante es el colorista mercado de Dolac, muy famoso y retratado por los turistas. En él hallaremos unos frutos tan sugerentes y hermosos que los comeremos con la vista. Es como un homenaje a los productos del agro croata.
Y es que Polonia no se queda atrás. Conocidas son sus reservas naturales, pero además sus ciudades, que fueron reconstruidas casi enteras tras la II Guerra Mundial, cuentan con importantes tesoros culturales y naturales. Así, según TravelBird (un portal holandés), Varsovia se encuentra en el puesto número 12 del ranking mundial de ciudades más verdes, con 110 metros cuadrados de espacios verdes por cada varsoviano. Hay varios parques, pero el Parque Real de Lazienki destaca porque es uno de los puntos de visita de los turistas. Con sus 76 hectáreas constituye uno de los pulmones, en pleno centro de Varsovia. Se creó en el siglo XVIII tal y como lo conocemos ahora, antes de que esos terrenos fueran adquiridos por el último rey polaco, Estanislao Augusto Poniatowski. Uno de los aristócratas había ordenado construir allí un pabellón con baños, de lo cual procede el nombre del espacio: El Parque Real de Baños (Lazienki). Me lo cuenta la infatigable directora de Turismo de Polonia, Agata Witoslawska, desde su portátil.
Este pato tenía frío (a dos grados bajo cero), pero se andaba paseando por el Parque Lazienki del centro de Varsovia. |
El parque, tal y como lo conocemos ahora, "reflejaba las ambiciones del rey Poniatowski de crear un espacio moderno, de descanso y también de innovación: allí, en el pabellón de baños convertido en el Palacio sobre el Agua, Poniatowski se reunía cada jueves del verano con artistas y filósofos, en unas jornadas intelectuales con impacto en los movimientos artísticos del país", enumera Agata. Y, si bien este es el parque más espectacular, "podemos decir que el espacio verde se prolonga mucho más allá. De hecho, podemos llegar a Lazienki por el Parque Ujazdowski, con el castillo de Ujazdow, que domina una colina y hoy es sede de una exposición de arte moderno, siguiendo al Jardín Botánico". Otra fórmula de viaje 'verde' es buscar naturaleza a orillas del Vístula, uno de los últimos ríos salvajes de Europa. "Bien alquilando un kayak y buscando los nidos de los pájaros escondidos cerca de las orillas, disfrutando del buen tiempo en varias playas urbanas o paseando a pie o en bicicleta por las rutas señalizadas para llegar desde Lazienki al casco antiguo de la ciudad". Un planazo medioambiental.
Y es que es una capital privilegiada en este sentido "al tener 20 kilómetros del centro de la ciudad un parque nacional y Reserva de la Biosfera a la vez. Se trata de un espacio de 385 kilómetros cuadrados al noroeste de la capital y al que se puede llegar también en transporte público. Existen varias rutas que se puede recorrer andando, a caballo o en bicicleta, e incluso existen rutas de dos o tres días", narra Witoslawska. En la cuenca del Vístula se puede apreciar dunas. Más allá, en Smardzowice veremos bisontes en su Parque Nacional de Kampinos, "aunque su símbolo es el alce". Tras ver la luz este post, Agata me añadió que en los tejados de algunos edificios altos varsovianos hay colmenas "y la miel de allí está muy rica". Un colofón dulce.
Qué decir tiene que el verdor y las flores pueblan también en toda Francia y en Londres, donde los paseos placenteros por Hyde Park o cualquiera de sus otros espacios verdes permitirán ratos muy agradables. Bajo nuestros pies leeremos mensajes de recuerdo a Lady Di y habrá asientos para leer tranquilamente un libro. En todo el Reino Unido el color verde impera, muy especialmente en Irlanda, si bien Princes Gardens es un buen ejemplo del verdor escocés. En Dublín, aparte de su Ruta Literaria, sus pubs y Saint Patrick's Day, la naturaleza es también exuberante, y las flores nos asaltarán por doquier. Lo mismo ocurre en Malahide.
Flores a tutiplén en Malahide, Irlanda. Es una localidad a la que se puede acceder comodamente en tren desde Dublín. |
Stefano Boeri es diseñador de múltiples "Bosques verticales" por todo el mundo, edificios con plantas en sus fachadas. Idea que también cultiva Diana Balmori. Boeri es profesor de una de las mejores escuelas de arquitectura europeas, el Politécnico de Milán. Es habitual ver a los habitantes de Shanghai con mascarillas desde hace muchos años. La polución es tan alta en las metrópolis chinas que parece mentira que puedan recuperarse a corto plazo. El urbanista Stefano Boeri, especializado en “arquitectura verde”, viene desarrollando unplan de “bosques verticales” o “ciudades-bosque”, que aprovecha los rascacielos para cubrirlos de plantas, con el fin de contrarrestar el aire sucio que respiran en China. Boeri causó sensación con el edificio de Milán 'Bosco Verticale', 20.000 m2 de superficie cubierta de plantas que crean un microclima, y ahora pretende que oficinas, viviendas, un hotel de lujo, un museo y una escuela sostenible se vistan de verde para llenar de oxígeno las ciudades chinas.
Empezó en 2018 por Nanjing, con más de 1.100 árboles y 2.500 plantas en cascada. Los edificios producirán 60 kilos de oxígeno al día, absorbiendo 25 toneladas de CO2 por año. Entre él y Balmori, es posible que Shanghai y Nueva York levanten cabeza... París, Londres, Hong Kong, Oslo y Singapur son algunas de la veintena de urbes que están siguiendo estos pasos. Así, los 'City trees' son una pared de musgo capacitada para absorber 240 toneladas métricas de CO2 al año. No precisan ser regados porque acumulan y reutilizan el agua de lluvia. Además, cuentan con paneles solares que proporcionan energía, con la que se monitorea su funcionamiento.
La ecología alcanza a la construcción, empleando materiales que no eran deseables en el cuento de los tres cerditos, pero que respetan el Medio Ambiente. En este reportaje de la revista ON analizaron esta tendencia de futuro (páginas 30-31). Casas ecológicas, hogares saludables.
Rascacielos verdes ideados por Stefano Boeri. Son las ciudades del futuro, ya instaladas en nuestros lares. |
Por su parte, Paisaje Transversal se ha especializado en proyectos de regeneración urbana. Su trabajo recuerda en buena medida a la reconversión de los edificios abandonados en Berlín, aquellas fábricas, oficinas de correos, etc. que hoy son estudios de artistas o restaurantes. Aunque tienen su sede en Madrid, trabajan en diferentes
La naturalización urbana y las soluciones basadas en la Naturaleza (NBS o Nature Based Solutions) como vector de regeneración ocupan un eje prioritario en el trabajo de estos urbanistas, "tal y como explicamos en la propuesta Barrios Vivos, desarrollada junto a nuestras compañeras biólogas-ecólogas de Creando Redes. En este caso, GrowGreen nos permite dar un paso hacia adelante en este conocimiento a través del desarrollo y medición de los impactos de diversas experiencias prácticas en planificación, diseño y ejecución de soluciones para la naturalización urbana", explican.
Eloi Juvillà Ballester, de la Diputación de Barcelona, ha publicado un libro, 'Renaturalización de la ciudad', en el que aborda cómo "las infraestructuras verdes ecosistémicas, y en general el verde urbano, son una oportunidad, una herramienta estructural, para mejorar la habilitación de la ciudad y las conurbaciones urbanas, así como reducir su huella ambiental". Porque "nuestros entornos urbanos no están ofreciendo la calidad de vida que la ciudadanía reclama. Por un lado, los cambios en la morfología urbana, derivados en gran parte de una planificación de la movilidad centrada en el vehículo privado y en un concepto de zonificación de la ciudad, y por otro lado los cambios climáticos a nivel global y local, han reducido la capacidad de los núcleos urbanos, su resiliencia, para poder garantizar unas buenas condiciones de vida y salud a sus habitantes y contribuir así a la mejora ambiental del planeta".
Proyecto de Growgreen, de Barrio Verde, de Paisaje Transversal. |
Con el covid-19 se ha puesto en evidencia, apuntan, las deficiencias de nuestras ciudades, junto con las sociales, económicas, etc. "Si la ciudad 'normal', desigual e insostenible, no funcionaba, aprovechemos este punto de inflexión para transformarla", pregonan. ·"Entendamos que el escenario pos-covid-19 puede suponer una gran oportunidad para reconstruir ciudades y territorios más resilientes, responsables y equilibrados, No estamos inventando nada nuevo, los debates en torno a la sostenibilidad de las ciudades llevan muchos años proponiendo alternativas, pero desde ahora, desde este estado excepcional que transitan nuestras ciudades, parece que un nuevo modelo urbano puede hacerse realidad. La pandemia ha traído un aumento de la conciencia social y política para el cambio y ha puesto el foco en la proximidad, la adaptabilidad y la flexibilidad de unas ciudades en las que las personas -y su salud- sí puedan estar en el centro de su diseño".
Uno de los aspectos que abordan desde Paisaje Transversal es "la calidad del espacio público, que va a ser más importante que nunca: la amplitud de las aceras, la superficie del espacio público por habitante, el nivel de verde urbano, el paisaje, el acceso a parques y zonas verdes (para cuando sea posible pasearlos) son indicadores urbanos que varían enormemente entre unos barrios y otros, sobre todo en las grandes ciudades, y que van a afectar la desescalada". Para estos urbanistas, "es interesante reformular también la función de los espacios comunes, como las azoteas y, por qué no, la obligatoriedad de balcones". En cuanto a la movilidad, "sería interesante preparar los servicios públicos para que sean más flexibles, con espacios multifuncionales adaptables a las circunstancias y necesidades cambiantes".
Paisaje Transversal incide, también, en cómo "la planificación urbana y los modelos de movilidad influyen en la salud de la población: contaminación atmosférica, niveles de ruido, actividad física fruto de la movilidad activa en espacios con calidad ambiental, etc. Será imprescindible evitar la necesidad de grandes desplazamientos, facilitada por el teletrabajo y la flexibilización de horarios. Tal vez estamos más cerca que nunca de la utopía de la slow city y de una reestructuración de las horas destinadas al trabajo", subrayan. Estas realidades se plasman en su reciente libro Planificación urbana integral. Aprendiendo de Europa.
Este jardín vertical forma parte del proyecto Growgreen de Paisaje Transversal, en Valencia. Naturaleza urbana. |
Desde sindicatos agrarios, pasando por baserritarras o ganaderos, hasta personas como usted o como yo se están moviendo, cada día en mayor número, para potenciar formas de consumo alimentario alternativas, de la mano de hábitos vitales más sostenibles. En 1996, y con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entra en circulación el concepto Soberanía Alimentaria. Este término, que da nombre a una revista dirigida por el también decrecentista Gustavo Duch, viene a definir la facultad de cada pueblo, comunidad y Estado para dibujar sus propias políticas agrarias y alimentarias, orientadas al desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria. Esta teoría se abraza con la permacultura, o diseño de hábitats humanos sostenibles y sistemas agroculturales que imitan las relaciones encontradas en los patrones de la naturaleza. Sería una contracción de agricultura y cultura permanentes. Ahora están creando una finca demostratica de Permacultura en un pueblo al lado de Vitoria-Gasteiz.
Un bosque comestible es un sistema agroforestal que imita a los ecosistemas forestales naturales, en el que es posible cultivar frutas, frutos secos, bayas, hortalizas, hongos y otras plantas útiles, creando un lugar hermoso, biodiverso y de alto rendimiento que prácticamente se automantiene.
En Euskadi asistimos a una auténtica eclosión de grupos de consumo con diferentes particularidades, y personas individuales, que están funcionando, al alza, en este sentido. Cada uno con sus características, que varían también en función de las zonas o territorios históricos, pero… todos los caminos llevan a la misma Roma. Por ejemplo, en Pamplona (Iruña) cada vez hay más grupos de consumo que van organizándose; cada día hay más interés por el consumo responsable”, explica Rebeca Germán, de Ehne Nafarroa. “Existe una reivindicación creciente de que queremos alimentarnos con nuestros propios productos, recuperar lo auténtico y la cercanía, pues se han perdido los ciclos de la naturaleza, de la vida”, expone Pedro Alberdi, de Ehne Gipuzkoa.
Algunos patios en las viviendas berlinesas son auténticos vergeles, con plantas, árboles, flores... |
Según la ONU, la única forma de paliar el hambre en las zonas más empobrecidas es a través de la agricultura ecológica a pequeña escala. "Los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo necesitan un giro en el paradigma de la revolución verde a una auténtica intensificación de la agricultura ecológica", aseguró en la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo. Una vía en la que se dé "prioridad a los pequeños agricultores y se refuerce la recuperación de métodos de cultivo tradicionales".
Las ecotiendas y mercados surgen como escaparates de esta nueva filosofía de producción y de venta directa. Hay ecotiendas de diferentes tipos. Así, por ejemplo, en la calle Elcano de Bilbao se halla una que presenta fruta “que llega de Navarra cada tres días”, pan del día, yogures, detergente, alimentos para niños… “realizados sin pesticidas, sin productos fitosanitarios, y cuya elaboración está siempre orientada a mantener el equilibrio de la tierra”. Los mercados de fin de semana en diversas localidades serían "una opción en auge también", relata Pedro Alberdi. Sin descuidar las ventas online, también aliadas de sus propósitos. Debalde es un tipo de tienda, promovida por Desazkundea, que pretende demostrar que se puede vivir sin agotar recursos ni expoliar la Naturaleza. Se basa en el intercambio sin usar dinero. Por otra parte, cada vez que hay crisis la fórmula del trueque se prodiga. Diferentes profesionales se intercambian servicios, de modo que un pintor puede entregar una obra a un redactor que le ha escrito un catálogo. Por ejemplo. Como en tiempos antiguos.
En este contexto, la autoproducción va en aumento. Hay una serie de restaurantes, por ejemplo, en los que podemos paladear alimentos de su huerta o procedentes de sus animales. Tal es el caso del bicentenario Mesón Erausquyn, enAlegría-Dulantzi, cuyo cocinero slow, Juan Gil Ruiz, es también un pequeño productor local y ecológico. Algo parecido ocurre con Olatxu Taberna, en Zeberio, donde podemos degustar una alubiada como Dios manda, unas patas en salsa o unos pimientitos de primera, todo ello extraído de su propia producción y bien conocido por el boca-oído.
En Barcelona el verdor y el uso de bicis destacan respecto de Madrid, por ejemplo. |
Una buena noticia que se está produciendo a raíz de la pandemia del coronavirus es que los aires están más limpios y, por ejemplo, en Madrid pueden contemplar la Sierra desde las ventanas, antes invisible bajo una capa de polución. El dióxido de nitrógeno, el gas contaminante que se origina del tráfico rodado, se ha reducido a más de la mitad, para alegría de Ecologistas en Acción. Según Muy, el agujero de la capa de ozono se habría cerrado en el Ártico.
La introducción y desarrollo de huertos urbanos en las capitales vascas va in crescendo, así como las ciudades 'slow', como Mungia. Vitoria-Gasteiz destaca como Green City, calificativo que ostentó sin sonrojarse en 2012, ya que se distingue por sus largos paseos, carriles bici, parques, espacios verdes... Y ahí es donde se viene desarrollando un llamativo fenómeno de autoabastecimiento agrícola inspirado en “Cuba, que nos lleva 50 años de adelanto en autoproducción y agricultura urbana”, cuenta el experto en huertos urbanos gasteiztarra Pedro Ferrero. Y ahora Gasteiz está abordando los “bosques comestibles”, fenómeno novedoso. Desde Kiribilore Permakultura están fomentando los huertos urbanos, bosques comestibles y huertos frutales entre los diversos colectivos de la ciudad vasca.
Si alguien está pensando en montar un huerto urbano ecológico, Kiribilore Permakultura se ofrece a ayudarle a ponerlo en marcha. "Ponte en contacto con nosotros y cuéntanos tu proyecto, realizaremos una visita al lugar sin compromiso y te daremos los primeros consejos", animan desde su web. Kiribilore promueve el diseño, la formación y los huertos en centros cívicos urbanos, entre otras cosas. De todas formas, más allá de los huertos y en la línea de alemanes y holandeses, numerosos ciudadanos están llevando sus pequeñas plantaciones al balcón o terraza de sus pisos urbanos. En ellos, plantan tomates, pimientos o flores, y así recrean un pequeño huerto "que me monto en mi piso", que diría Mecano.
El agro croata tiene una exuberante representación en el Mercado de Dolac, en Zagreb. En toda la ciudad hay puestos de fruta. |
Los huertos ciudadanos dotarían de autonomía a cada familia o individuo a la hora de alimentarse -como hacían nuestros ancestros-, mientras las hostiles ciudades se oxigenarían. Además, el trabajo en el huerto es "terapéutico" y "adictivo", de modo que una de las labores de Ferrero es impartir talleres de huertos urbanos a chavales con autismo. En una especie de terapia ocupacional. Y, en ciudades como Bilbao, a falta de baserris buenos son unos metritos cuadrados de huerta, sorteando el desnivel, como ocurre con las terrazas agrícolas de las islas canarias. Una simple maceta puede contener toda una fructífera tomatera. Perejil, tomates, pimientos y pepinos pueden nacer y desarrollarse en nuestros balcones y terrazas, tal y como mimamos a nuestros geranios o incluso rosas. En Bilbao, que ha visto descender sus niveles de contaminación industrial y cuya peatonalización es creciente, plantar en casa nos acerca más a la Naturaleza. Dados los precios de los caseríos, apunta Pedro Ferrero, cada vez se ven más girasoles y tomates en los balcones gasteiztarras.
Gustavo Duch estima que "tenemos que pacificar la agricultura". "Tenemos que detener la guerra que la agricultura internacional tiene establecida con la Naturaleza. 'En las guerras no gana nadie, todos pierden', decía Miguel Delibes, como estamos viviendo dada la relación entre la pandemia y los monocultivos.Una bandera blanca y un nuevo diccionario agrícola es necesario para dejar paso 'a una agricultura basada en la diversidad y la descentralización' que, como explica Vandana Shiva, 'es una agricultura favorable a la naturaleza. Los monocultivos y los monopolios simbolizan una masculinización de la agricultura'". El huerto le habría enseñado "humildad. Viene de humus, raíz de humano. Somos de la tierra. Echa una semillita. Cúbrela de tierra. Ya no la ves. Y... ¡aparece una planta! ¿Cómo no creer en la tierra? La tierra, con minúscula", declaraba recientemente en una entrevista.
El movimiento slow alcanza a las ciudades, si bien tiene una importante representación en la gastronomía. La localidad vizcaína de Mungia está catalogada como "slow city". El gusto de vivir sin prisas, reza la web de su Ayuntamiento. En el caso de Vitoria-Gasteiz, fue nominada Capital Verde Europea en 2012. En la capital alavesa, además, están realizando un “mapeo” de árbolesfrutales, para una mejor localización y control de nogales, moreras, manzanos, avellanos, perales, etc. en la ciudad. Por su parte, Pamplona (Iruña) ya aborda proyectos verdes en Auzolan, de creación de jardines. Se trata de una forma de hacer floricultura en la que los propios participantes deciden el diseño del jardín y en la que se va a utilizar gran variedad de plantas.
Las flores son abundantes y muy baratas en Berlín. Las encuentras en puestos de lo más variopintos. |
En estas semanas, en que el debate abierto es si aprenderemos la lección de que hay que tratar bien al planeta, porque si no se resiente y, por ejemplo, facilita la expansión de virus pandémicos, las teorías decrecentistas han vuelto a saltar a la palestra. Producimos más que lo que consumimos, y nuestros niveles de polución son inadmisibles. Especialmente en el caso de Estados Unidos y China, que incumplen sistemáticamente los acuerdos en materia medioambiental. En realidad, personajes como el ex presidente José Mújica vienen popularizando el pensamiento de que hay que vivir con lo esencial y en comunión con el entorno natural. Tanto José Saramago como Eduardo Galeano o José Sampedro han enumerado en numerosas ocasiones las consecuencias nefastas de las políticas neoliberales más depredadoras. Hace unos años tuve ocasión de charlar con Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, y él me aclaraba cómo el decrecentismo habla de un planteamiento global, en el que somos aliados de la Naturaleza y hombres y mujeres viven en igualdad de oportunidades. La economía de autoabastecimiento vuelve a aparecer en este ideario.
Fachada otoñal en un edificio de Mitte (Berlín). Las hojas secas alemanas son un poema. |
En la anterior crisis económica, Taibo estimaba que "hoy estamos en una etapa de recesión pero antes o después llegará otra de bonanza, y luego, más adelante tal vez otra de recesión… Tal vez estemos obligados a pensar seriamente si este esquema cíclico está empezando a fallar. Por decirlo de otra manera, el capitalismo es un sistema que históricamente ha tenido una formidable capacidad de adaptación a los retos más dispares. La gran discusión hoy es si no ha perdido dramáticamente los mecanismos de freno que le salvaron la cara en el pasado, de tal manera que nos podemos adentrar en un escenario de crisis prolongadísima que nos obligue a modificar muchas de nuestras claves mentales". En ese sentido, "hay problemas, pero resulta que para resolverlos se aplica las mismas terapias que nos condujeron a ellos, con un escenario en términos ético-morales indefendible. Alguien podría decir, bueno, es que hayque reducir el gasto público en sanidad y en educación porque es muy alto. No, no es muy alto, la mayoría pensamos que es muy bajo, lo que ocurre es que hay que tapar los agujeros que han dejado las operaciones de especulación financiera, bursátil, inmobiliaria registradas en los últimos diez años. Nos encontramos ante lo de siempre: cuando hay beneficios, se privatizan; cuando llegan las pérdidas, en cambio, las pérdidas se socializan".
"Cuando hay beneficios, se privatizan; cuando llegan las pérdidas, en cambio, las pérdidas se socializan" - Carlos Taibo, profesor de Ciencias Políticas y decrecentista
Dentro de la mentalidad de autoabastecimiento austero, Taibo recuerda que Sócrates decía que "le gustaba mucho visitar el mercado para comprobar de cuántas cosas no precisaba". Y recuerda que es más feliz el que menos necesita. Por su parte, Gustavo Duch, de Soberanía Alimentaria, señala que en esta recesión se necesita humanizar la producción. Los decrecentistas se basan en la premisa de "menos es más", y a partir de ella construyen una realidad paralela. La obsolescencia programada sería uno de los trucos del capitalismo para perpetuarse, de tal forma que "cuando a los dos años tienes que tirar el ordenador, obligado a comprar otro, eso implica un castigo adicional contra el medio natural"..En la actual situación de pandemia, Taibo habla de situarnos al borde del colapso. Se refiere a las consecuencias "letales" del cambio climático y del agotamiento de las materias primas energéticas, así como factores "aparentemente secundarios, como epidemias y pandemias". Un estudio sobre biodiversidad reciente establece que es preciso el decrecentismo económico para la preservación de los ecosistemas, según ha publicado El País. En Público hablan del decrecentismo como potencial movimiento de masas.
Casas con hierba en el tejado en la región de Fiordos. Herencia del sistema vikingo de calefacción. |
Quizás la expresión máxima de insumisión ante el sistema capitalista sería la convivencia en ecoaldeas, como la de Lakabe en Navarra. Tuve la oportunidad de pasar un día con sus habitantes, que habían preparado unas lentejas vegetarianas muy ricas, y la forma en que se autoabastecían con sus huertos, sus gallinas, sus cocinas de leña, etc. eran ancestrales pero aseguraban que efectivas. Bajo el lema "Más pan y menos leches", escrito en una pizarra, y huyendo de la propiedad privada, los ecoaldeanos producen su propio pan, tienen autonomía energética y son consecuentes con su ecologismo. Desde la convicción de que "otro mundo es posible", rehabilitaron el pueblo abandonado en el Irati, y allí experimentan "con una nueva cultura, con una dimensión económica, social y ecológica en equilibrio con la Naturaleza, con el planeta". El pensamiento ecologista y de izquierdas impera en esta población, y coordina sus designios. Participando en movimientos sociales "en busca de justicia, dignidad y respeto, en armonía con el planeta", describen. Pocos lujos había en sus casas, si bien decían que no les faltaba de nada. Algunos han engrosado Arterra Bizimodu. Por su parte, los movimientos veganos son irreductibles defensores de los derechos de los animales y comen, por ejemplo, hamburguesas veganas, sin carne, que ya están en muchos menús escolares. Y emplean mucha imaginación. Y tiempo en la cocina para elaborar este tipo de platos. Tendencia absolutamente contraria al fast food, claro.
El ideario feminista suele englobar cambios integrales en el modelo de sociedad: menos patriarcal, menos consumista, más igualitaria y más respetuosa con el entorno. A menudo van asociados feminismo y ecologismo. De hecho, los decrecentistas parten de una base feminista en sus principios. Los objetivos de la ONU parecen más cercanos desde que comenzó esta pandemia. "Agri es tierra, cultura significa cultivar y cultivar deriva de la palabra cuidar: volvamos a cuidar la tierra. Así de sencillo", sentencia Gustavo Duch.
La utopía existe: el campo se abre paso en la gran ciudad. Foto: Marisantos Gainza |
"Aun siendo consciente de que tiene mucho de dramático, me parece que tiene un punto poético que un diminuto coronavirus haya acorralado al capitalismo globalizado", dijo Duch al principio de la pandemia. "Me pregunto, ¿nos daremos cuenta algún día de la fragilidad de este modelo de economía globalizada?". Y añadía: "Crecer en un mundo finito ya sabemos que es imposible. Una primera manera de frenar el camino al precipicio pasa claramente por la relocalización de las economías. En agricultura, se trata de apostar por modelos agroecológicos a pequeña escala, orientados a la alimentación de la población local generando un trabajo digno. ¿Cuándo nos infectará el virus de la relocalización?".
Y es que está demostrado que el factor tiempo es decisivo para ese mundo que sueñan quienes quieren que el capitalismo llegue a su fin, dando paso a modelos más humanizantes de convivencia en la Tierra. Como analizó recientemente Dani Rovira en uno de sus monólogos, en función del tiempo acometemos más o menos proyectos en la vida. En el confinamiento hemos aprendido a valorarlo, así como a darnos cuenta de que los abrazos, los paseos por el parque, un café en buena compañía, la lectura y la música... son las cosas realmente importantes de la vida. Las demás son eso, solo cosas.
Flores en un parque de Leipzig. Las ciudades centroeuropeas cuidan mucho sus flores en lugares públicos, como Francia y Alemania. |
Para más información: Reportaje sobre Ciudades Verdes en la revista ON (págs. 28-31)
Web Kiribilore Permakultura. Reportaje sobre huertos urbanos en nuestras ciudades (Deia)
Entrevistas a Diana Balmori: "La Naturaleza tiene que integrarse en la ciudad" (Deia) y entrevista en Manhattan en 2011 (Periódico Bilbao). Web Balmori Associates. Web Stefano Boeri. Sobre bosques comestibles. Noticias 'verdes' de PermakulturaLos planes de Boeri para una China más verde (The Guardian)
Revista Soberanía Alimentaria. Blog de Gustavo Duch. "Pacifiquemos la alimentación"
Entrevista a Carlos Taibo (Deia) y dossier sobre nuevas formas de consumo para la revista Euskal Herria (2011). Web Carlos Taibo. Entrevista durante la pandemia en La Haine
Reportaje sobre Debalde, o el intercambio solidario (Deia). En la ecoaldea de Lakabe
Mi reportaje sobre parques y lagos de Berlín y Potsdam, en la revista ON (págs. 28-33)
Bicis y creatividad por doquier, señas de identidad de la dinámica Berlín. Rutas ciclistas por Europa. Los animales no tienen miedo aquí
Bicis creadas a partir de bambú, una alternativa muy ecológica. Las bicis, según Greenpeace
Detroit renace gracias a la agricultura urbana
Oportunidad de replantearse el neoliberalismo, por Jesús González Pazos (Mugarik Gabe)Bicis creadas a partir de bambú, una alternativa muy ecológica. Las bicis, según Greenpeace
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Asocian la alta contaminación con el coronavirus. La pérdida de Naturaleza, motor de las pandemias (El Asombrario, pero diversas fuentes lo afirman)
Ecólogo experto: La solución a las pandemias pasa por un ecosistema sano y no perjudicado (La Vanguardia)
Peter Sloterdijk, filósofo: "Regresar a la frivolidad no va a ser fácil" (El País)
Diversos prismas de esta crisis actual, recogidos en este blog
Mis reportajes y entrevistas sobre reciclaje creativo, compilados aquíMás cerca del Kilómetro 0 desde que comenzó esta pandemia. Se cierra el agujero de la capa de ozono (Muy). Las ciudades, más limpias de polución debido al confinamiento (España directo, TVE)
Si no detenemos el deterioro de la Naturaleza, sufriremos pandemias cada vez peores (Muy)
Campaña de WWF para frenar la huella ecológica en el planeta
Firme aquí para exigir unas ciudades más equilibradas y sostenibles
Firmas con Greenpeace para proteger los bosques como pasaporte de nuestra salud
Firmas con Greenpeace para proteger nuestros mares de vertidos de plásticos
Firmas para frenar la caza de ballenas en Japón
Firmas de WWF para evitar que atropellen a más linces en las carreteras
El pangolín, el mamífero más traficado del mundo. Firma para evitarlo aquí (WWF)
Vitoria-Gasteiz, Ciudad Verde Europea 2012 (Ecointeligencia)
Récord de plantación de árboles en la India en tiempo récord
Renaturalización de la ciudad, un libro de Juvillà Ballester
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Pacifiquemos la agricultura, por Gustavo Duch. "Esta crisis invita a volver al huerto" (La Vanguardia). El libre mercado nunca será confinado (Soberanía Alimentaria)
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