martes, 13 de agosto de 2013

¿SER O TENER? (El espíritu gaditano)



  Texto y fotos: Cristina M. Sacristán




El Centro de las ruinas de Baelo Claudia cuenta con amplísimas vistas al mar y al monte que le rodean.



  Si hubiera que hacer una reunión internacional para llegar a acuerdos de paz, Cádiz podría ser un lugar idóneo. Por ejemplo, esa amplia cafetería en el piso 12 del Hotel Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda, desde donde vemos cómo las casas blancas y alegres rebotan la luz del sol permanente, con el río homónimo, caudaloso, y el Parque Natural de Doñana de fondo, emanando tranquilidad. El hotel ha ideado unos ventanales apaisados que permiten vistas muy bonitas y luminosas, las cuales, al igual que ocurre en Baelo Claudia y en el Museo Oteiza en Altzuza, producen el efecto óptico de cuadros de Jesús Mari Lazkano. El personal es muy simpático y los precios, asequibles. Es muy difícil enfadarse en un lugar así...
 
  De todos los aeropuertos del mundo, probablemente el de Jerez sea el más amable. Pequeñito, regala un fuerte olor a hierbas aromáticas, sobre todo si volamos a primera hora de la mañana. Estás facturando y hasta ahí penetra el olor a naturaleza... Y, a la hora de pasar el control de seguridad, no hay grandes exigencias, en general tan absurdas como tener que sacar el portátil de su funda. Cruzas el detector de metales y te encuentras con la sonrisa de una policía bajita y de ojos divertidos. Saluda muy simpática, y a quienes vienen por detrás les asesora: "Sí, dejen laz cozita ahí: la llave, el reló, moneda...". Durante años hacer el checking aeroportuario había sido estresante e incómodo. Jerez es un oasis...


 

Unos pescadores arreglan redes al caer la tarde en la luminosa El Puerto de Santa María.




  Los gaditanos, que en su inmensa mayoría son tranquilos -tranquilos, como lo son los noruegos, no vagos-, parecen tener siempre un ratito, "una mijita", para pararse a charlar o a informar sobre una dirección. Por ejemplo, los autobuses y trenes, que a veces se rigen por parámetros bastante ajenos a la razón, dan pie a situaciones sociológicas curiosas y simpáticas. Así, si en el Norte siempre podemos hablar del tiempo meteorológico en el ascensor o esperando al autobús, en Cádiz los horarios indescifrables abren la veda de la comunicación. Y en la parada se monta una auténtica ONU conversacional...

  Luego, el conductor de la gua-gua, que aborda las curvas con destreza de Carlos Sáinz, va cantando los destinos, por si hubiera dudas: "¿Alguien má para Puerto de Santa María? ¡Pues vamo pá Caí!". Y todo el mundo comenta la jugada en voz alta. La víspera, un gaditano llega tarde a un torneo de ajedrez en Sanlúcar, y charla animadamente con unas cacereñas que se dirigen a Chipiona de vacaciones. En realidad, habla con la gente que le rodea, sin barreras. Y con mucha chispa. Se diría que algunos oriundos llevan la chirigota dentro, pero incluso se sorprenden si se lo dices. "Muchos no lo saben. Les comentas lo simpáticos que son y no son conscientes de ello", observa Antxon Urrestarazu, impulsor de Euskádiz. "Esa espontaneidad es bonita, ¿no?", valora Marco, del equipo de Turismo de Sanlúcar. "Aquí lo que somos es muy abiertos. Si hay problemas, no lo exteriorizamos, e intentamos que haya buen rollo", diagnostica José, camarero sanluqueño. De hecho, una de las frases más oídas en Cádiz es "pero no nos vamos a quejar", como coletilla a otra seria.



La chirigota 'Contigo aprendí', considerada una de las mejores de Cádiz.




  La mayoría de los gaditanos consultados coinciden en que intentan "vivir la vida" sin tristeza, poniéndole una sonrisa. Incluso con los altos niveles de desempleo que sufren actualmente. Y que saben vivir con tres en lugar de cinco. "Aquí la gente sabe vivir con poco", me comentaban en Tarifa. Se adaptan y siguen, sin obsesionarse con lo material... Hay quien observa que son poco reivindicativos, y puede que no les falte razón, pero también es posible que las poblaciones con recursos limitados -como ocurre con India y algunos países africanos- nos estén dando una lección antimaterialista: las personas, los seres vivos, la vida, por delante, prioritariamente. Como en aquella fábula en que un hombre de negocios se acerca a un humilde pescador caribeño, que suele pescar unas horas y entonces echa la siesta con su mujer, y después se va a la taberna y toma una cerveza con sus amigos, y toca la guitarra bajo las estrellas. El adinerado visitante le intenta convencer para que invierta en más barcas, y entonces en una flota, para amasar una fortuna después. El curtido pescador se queda pensativo y pregunta "¿para qué?". A lo que el manager occidental responde: "Para poder retirarse a una playa tranquila, pescar unas horas, echar la siesta con su mujer y luego poder tomar una cerveza con sus amigos y tocar la guitarra sin mirar la hora".

  ¿Estaremos criticando a algunos gaditanos porque son capaces de vivir con poco y ser felices así? Belén González Dorao, emprendedora impulsora de la Torre Tavira, ha recibido varios premios por su gestión. En su eficaz empresa se respira buen ambiente, se nota que disfrutan con su trabajo. Belén, que tiene formación británica y germana, pero un arrojo y alegría muy gaditanos, corrobora que "donde comen dos comen tres" y que "la vida es para disfrutarla y compartirla". Antonio Reyes, delegado de Turismo de Sanlúcar, compensa los recortes presupuestarios con imaginación y toda la dedicación que es capaz de conferir a su ciudad, "un parque temático natural y permanente" y "calidad de vida", la define. "Si el presupuesto se reduce, no me voy a quedar parado", razona. 

  El otro día planteaba en Redes Elsa Punset que la risa, el humor, refuerza la salud y la resilencia. Es un seguro protector ante las adversidades. De hecho, reír libera endorfinas e intensifica la felicidad, como el deporte aeróbico y el sexo placentero. Desde luego, si la comunicación animosa combate fantasmas, en Cádiz tiene que haber muchos psicólogos en paro, sustituidos por la charla improvisada en la calle...

 



Varios croatas descansan en la bonita Plaza de la Catedral de Zagreb.




  En Zagreb (Croacia), las huellas de la guerra de los 90 son prácticamente invisibles. Los croatas relativizan su mal pasado y hablan de su futuro con optimismo y trabajo. A los newyorkers, aparte del horror del 11-S, les van todas las catástrofes naturales e inviernos muy duros. Y siempre parecen contentos y dinámicos -como unos gaditanos multiculturales-. En Ámsterdam (Holanda) ocurre algo parecido, pero con una persistente e incómoda lluvia y cielos oscuros. Aun así, ellos no paran, siempre dispuestos a salir, a moverse en bici, a charlar. En cuanto a Noruega, muchos creen que fueron ricos siempre, pero hasta el 69 no encontraron el petróleo que los sacó de su pobreza, junto con una muy inteligente gestión de sus recursos y una mentalidad corporativista -si yo pago impuestos, la comunidad estará bien, piensan-. En su mayoría son muy pacíficos y agradables en el trato, sorprendiendo por lo abiertos que llegan a ser.

  Hay lugares del mapamundi donde se afronta la vida con más esperanza y alegría que en otros. Ojalá pudiésemos combinar lo mejor de la seriedad y sentido ahorrativo de los vascos y catalanes con el espíritu de comunidad noruego, junto con la capacidad reconstructiva de polacos y croatas, la energía y creatividad neoyorquinas, la cualidad trabajadora de los japoneses y el buen humor, pese a la lluvia, de algunos países nórdicos. Y, si Croacia es un ejemplo de cómo enterrar un pasado que hipotecaría el futuro, Cádiz es un paradigma de la alegría como actitud vital. Hay quien piensa que los gaditanos son despreocupados, pero conociéndoles un poco creo que ellos saben combinar los avatares y las cuestiones a resolver sin rictus ni malas leches. Esta es una de las razones por las que cientos de personas de todo origen y pelaje escogen esta provincia como espacio para empadronarse. Eso, y las olas de Tarifa, el sol generoso, la luz... Sí, calidad de vida, y posiblemente salud para seguir adelante considerando que los horizontes son amplios y alcanzables.



Cogiendo olas en una de las blancas y relajantes playas de Tarifa...


 
A partir de mañana, un recorrido por Sanlúcar en carreras, en Carta de las Culturas
Reportajes sobre Cádiz
La Torre Tavira, vigía de la luz
Recorrido por el Cádiz de los artistas
Decrecentistas: Menos es más
Otras reflexiones en El Tintero que hilan con estos pensamientos
La visión del humorista Forges
¿Por qué no viajar?  (El Tintero, 2014)


2 comentarios:

  1. Acertada descripción en tu publicación Cristina, se ve que vas conociendo un poquito más a las gentes de aquí, está muy bien llevarse esas experiencias de los pueblos, sus formas de vida y entender el por qué son así, como van viviendo entre sus preocupaciones, porque como bien has podido comprobar, existen, no las quisiéramos, pero ahí están.
    Quédate con todo lo mejor de esta Tierra, porque de lo menos bueno, ya sabemos, queremos desterrar.
    Que nazca ese futuro casi inmediato y ver que todo este Sur, vaya floreciendo para el beneficio de todas y todos.
    Desde este Sur, Jerez, gracias por tu extensa publicación. Cordialmente.
    José Valero Siliceo

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  2. Gracias a ti, José. Espero que toda esa energía que irradia Cádiz impere, por encima de esta racha adversa.

    Y confío en que a los sibaritas enólogos que conocí en Sanlúcar os guste el post que he publicado este fin de semana. Va por ustedes... :-)

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