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domingo, 8 de julio de 2018

LUTERO, 500 AÑOS DESPUÉS

En 2017, Alemania ha celebrado los 500 años de la Reforma que impulsó Martin Luther. Ya en 2014, varios periodistas de Suiza, Alemania, Hong Kong y España recorrimos algunos destinos Unesco vinculados a Lutero, y el pasado otoño pude vivenciar cómo los cinco siglos de Reforma se traducían en grandes eventos, sobre todo en Weimar y Wittenberg, en la Reformationsfest




Escritorio en el que trabajaba Lutero en el castillo de Wartburg.



Texto y fotos: Cristina Mtz. Sacristán


A través de la ventanilla del tren, el flash-back es ineludible: el paisaje alemán, tan verde y frondoso, árbol a árbol, sólo se ve actualizado por multitud de paneles solares que nos recuerdan que, como en Holanda, estamos en un país con gran conciencia verde. Las hojas amarillean, pero hay auténticas pinturas abstractas fucsias, rojas, ocres. En octubre, por mucho cambio climático, Alemania se viste siempre de colores hermosos, y las hojas secas -Laub- se mecen en el aire como siguiendo los acordes de Liszt.


  Y llueven hojas secas de otoño sobre las calles y parques de Weimar, con la música del Conservatorio de fondo, los perritos disfrutando de sus paseos verdes, las parejas relajadas en el césped... Pues sí, el flash-back histórico es constante siguiendo los pasos de Lutero. Hasta el punto de que habrá veces que sintamos que anda por ahí, que sigue con sus apuntes, pero que se ha movido de la mesa para ir a comer algo. Algo así ocurre en el castillo de Wartburg, que se alza pictóricamente sobre Eisenach, con sus construcciones de piedra y fachadas de maderas cruzadas. Evocaciones del Medievo que, al igual que en la Baja Sajonia, se producen a menudo en Turingia. Más adelante, en Weimar, donde confluyeron las musas de Goethe, Schiller, Bach, Liszt y hasta H. C. Andersen y Pushkin -entre otros autores-, el paseo tiene sabor a clasicismo, a fachadas románticas, a la originalidad que, sin duda, marcó la potente Bauhaus que allí se larvó.



Lutero muestra el Evangelio desde la fachada del Hotel Elephant de Weimar.


  Es como si la vida y obra de Lutero nos llevaran por este recorrido histórico y cultural tan intenso e interesante. Si ya sus propios pasos, su perseverancia y audacia al enfrentarse al sólido papado de Roma, son de por sí un tesoro a conocer, la estela cultural que se fue desarrollando a lo largo de los siglos por las ciudades en que influyó es de una enorme riqueza.



Bajada desde el castillo de Wartburg a Eisenach.


Unesco y división
La línea que dibuja el recorrido de los hitos de Lutero coincide con la de la división del país durante cuatro décadas. Esa es una de las razones por las que, a pie de calle, la gente mayor no suele hablar en inglés. Incluso al llegar a la estación de Weimar -ciudad que acoge nada menos que a dos millones de turistas al año-, una empleada de la Deutsche Bahn agita las manos, nerviosa, al no poder entender el inglés.

  La división de Alemania, tan marcada durante largos años, y el luteranismo y el calvinismo han ido dibujando un carácter austero, de personas que visten sin ostentación, de reciclaje y aprovechamiento de los recursos. Y, además, las ciudades en las que labró su obra Lutero forman parte del Patrimonio de la Humanidad Unesco.
  En cambio, el periodo soviet no dio a conocer la historia de Lutero suficientemente, y la están recuperando en los últimos años. Eso no quita que en 2017 los alemanes festejaran el 31 de octubre, la Reformationsfest. Que en Wittenberg prepararon con todos los honores. Esta localidad de Welterbe es la que más exposiciones y referencias viene desarrollando en tono a la figura de Lutero. No en vano el prolífico reformador terminó sus días entre Wittenberg y Eisleben. 



Alegoría del purgatorio en una exposición sobre Lutero en Eisleben.

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Brillante y consestatario
En realidad, Martín Lutero nació en Eisleben, pero su trayectoria pasó por diferentes ciudades. Al menos, 23. En Eisenach, donde Bach fue bautizado, Lutero comenzó a estudiar latín, a cantar en el coro St. George... Una localidad que acogería también a Wagner y a Goethe, más adelante.

  De ahi se sube a Wartburg, pero la razón por la que Lutero comenzó a traducir la Biblia al alemán -del latín- en el castillo de cuento fue que ya había comenzado a ser problemático por sus propuestas 'democratizadoras', y lo confinaron en Wartburg durante largos meses, por su seguridad. Incluso cambió de imagen, como los espías, para pasar inadvertido. Con todo, fue un destierro muy fecundo -tradujo el Nuevo Testamento- y el entorno, de una gran belleza. Y en plena Reserva de la Biosfera de Turingia.


  Aunque Lutero nació y fue bautizado en Eisleben, él siempre se refirió a Eisenach como "mi querida ciudad". Pero Eisleben lo tiene en cuenta, en sus templos, en su casa natal, en sus exposiciones. Así, donde falleció el reformista mantienen intacto su escritorio y algunos interesantes objetos personales y cotidianos de su familia. Así como una Biblia de 5,5 kilos, la que él tradujo para que llegara al pueblo.



Espléndida Biblioteca de Anna Amalia, en Weimar.


  Aunque Lutero nació y fue bautizado en Eisleben, él siempre se refirió a Eisenach como “mi querida ciudad”. Pero Eisleben lo tiene en cuenta, en sus templos, en su casa natal, en sus exposiciones. Así, donde falleció el reformista mantienen intacto su escritorio y algunos interesantes objetos personales y cotidianos de su familia. Así como una Biblia de 5,5 kilos, la que él tradujo para que llegara al pueblo.

  Porque Lutero se guió, tenaz e inteligentemente, de un sentido común democratizador, desafiando al tótem católico romano y sus posesiones: ¿Por qué podía comprarse con dinero la salvación del alma? ¿Por qué la palabra del Papa era más importante que la Biblia? Y qué mejor manera de difundir ese mensaje que traduciéndolo del latín, para que cualquier persona pudiera leer la palabra de Dios. Un Dios en el que el teólogo creía, pero como un padre para todos.

  En 1505, Lutero ingresó en el monasterio agustino de Ertfurt, ciudad que hoy tiene una gran proyección por el peso histórico del reformador y su rica oferta universitaria. Capital de Turingia, cuenta con el mayor puente habitado de Europa. Según el propio Lutero, Erfurt se halla en “el mejor lugar para construir una ciudad”. También Goethe, Bach, Humboldt, Schiller... pasaron temporadas en ella. De 1501 a 1505, fue la reserva universitaria de Lutero, para luego convertirse en su reserva espiritual, de 1505 a 1511. Y no es de extrañar que el monje se inspirara en ese monasterio, por su gran belleza. Pero el agudo sacerdote y profesor no hizo sino cuestionarse más aspectos en él. De ahí que en el mítico 31 de octubre de 1517, siendo profesor de Teología, hiciera públicas 95 tesis en las que rebatía la postura de Roma. En realidad, clavarlas en la puerta de la Iglesia del Castillo de Wittenberg no era diferente a emitir hoy un comunicado de prensa o divulgar en las redes sociales una proclama: en el siglo XVI, Lutero se manifestó así.

  Una serie de iglesias mantienen su relación con Lutero hoy en Mansfeld y en Eisleben. En el caso de San Pedro y San Pablo, donde fue bautizado, encontramos hoy una apariencia bien moderna. Que prioriza el agua bautismal, colocando la pila al pie de los feligreses y en el centro de la iglesia. Como centro de la fe cristiana.

Colores de otoño en la Wittenberg reformista.



  Uno de los lugares culturalmente cruciales en los que paraba Lutero era Leipzig. Donde tuvieron su casa Wagner, los Schumann, Bach, Mendelsshon... Se ve que lo suyo eran los ambientes renacentistas.



Universidad de la Bauhaus en Weimar. Puras musas.



Con Cranach en Weimar
Efectivamente, los espacios humanistas le iban bien a Lutero, quien trabó una estrecha amistad con el pintor Lucas Cranach, a raíz de lo que frecuentaba Weimar. Aunque estos años podemos ver pinturas religiosas de Cranach por ejemplo en Eisleben. Y él cuenta con una vivienda en la calle principal de Wittenberg, Collegienstrasse.


  Y, a raíz de esas visitas, Lutero pudo disfrutar de una de las ciudades más inspiradoras del mundo. Hoy en día, luce con sus fachadas esplendorosas, la exquisita Biblioteca de la duquesa Anna Amalia -quien se trajo parte de sus libros e incunables de su natal Wolfenbüttel-, la Academia de Liszt, la preciosa Plaza del Mercado, su extenso e idílico parque Ilm, las casas de Goethe y de Schiller... Las musas flotan en el aire, felices, en Weimar.

  Aunque en Weimar no es donde más marcó su impronta Lutero, es una de las ciudades más ricas de la ruta relacionada con él. Y le hacen su merecido homenaje, por ejemplo evocando su lectura de la Biblia traducida desde un balcón del Hotel Elephant.

  En el Jubileo de la Reforma, Berlín no ha querido estar al margen, exhibiendo una muy interesante muestra en su Museo Histórico de los Alemanes. En The Luther Effect se puede conocer la cara y la cruz de los 500 años del Protestantismo.


  En realidad, hay más referencias en Wittenberg, donde podemos ver arte relativo a la Reforma, un repaso en el Ayuntamiento, situado en la Plaza del Mercado donde también Luther lee en un púlpito; en la exposición de la Lutherhaus de Collegienstrasse, en la exhibición Panorama...

  En Collegienstrasse, la larga arteria principal de Wittenberg, te ofrecen Biblias por la calle. Lutero está en la esquina del escaparate, en la camiseta y en el bolso de la tienda de moda, en los libros y postales, en el hotel homónimo... hasta dentro de las pinturas paisajísticas. Pero, para 'selfie', el que se hizo Lucas Cranach con Luther en la iglesia de San Pedro y San Pablo de Weimar, ante un Cristo crucificado y sangrante. Todo un cameo: para que algunos digan que los alemanes no tienen sentido del humor.

  Katharina von Bora. Históricamente a la sombra de Lutero, Katharina era una mujer fuerte y de armas tomar. Monja católica, se convirtió al protestantismo y se casó con el líder de la nueva iglesia. Él le llamaba cariñosamente Frau Käthe (Señora Caty). Hay que tener en cuenta que ella huyó del convento para reivindicar otra fórmula religiosa, en un momento en que podía ser castigada con la muerte. Es la mujer definitoria de la Reforma.

Lutero tradujo la Biblia para que cualquiera del pueblo llano pudiera leerla.


  Nada de mercadeo. Lutero rechazó la teología sacramental católica, que fomentaba la “venta de indulgencias”. Para Lutero, el Evangelio tenía que ser predicado libremente, no vendido. Aunque creó un cisma dentro de la Iglesia, y los católicos aplicaron la Contrarreforma, el protestantismo ha llegado a contar con 300 millones de seguidores.

  Creatividad sin límites. En este caldo de cultivo humanista, la Bauhaus rompió moldes en Weimar, aunque también en Dessau y Berlín. Si visitan los hitos de Lutero, no dejen de conocer de cerca la interesantísima obra de este movimiento visionario.

Escalinata de la Bauhaus en su Universidad homónima.


Para más información: recorrido por los hitos de Lutero en Alemania (Diari Ara, noviembre 2017)
Los destinos Unesco relacionados con Lutero (revista ON, otoño 2014)
Las ciudades y países con proyectos más verdes (revista ON, otoño 2017. Págs. 28-31)
Reportaje sobre la Latinale en El Asombrario (noviembre 2017)
Exposición sobre la estela de Luther en el Museo histórico de Berlín
Reportaje sobre la mujer en la Bauhaus
Martín Lutero, el monje que cambió el mundo (DW)
Oficina alemana de Turismo
Más sobre la cultural WeimarBauhaus

domingo, 21 de febrero de 2016

JE SUIS MICHAEL MOORE

Michael Moore suele presentar sus documentales en Cannes y la Berlinale , donde es aplaudido y vitoreado. Con su última producción, 'Where to invade next', recorre países en los que despuntan por avances sociales. Y los compara con los poderosos Estados Unidos. Mercantiles, imperialistas, chabacanos, con escasos niveles de criticismo. Cuántas similitudes y conexiones con una España que parece inmersa en una cueva, lo que es su condena...



Texto: Cristina Mtz. Sacristán
Fotos: C. M. Sacristán y archivo




Michael Moore realiza una propuesta a los militares estadounidenses: va a hacer una invasión pacífica de países desarrollados.



  El Friedrichstadt Palast estaba a rebosar el viernes por la tarde. De pronto, aparece Michael Moore en la pantalla, comentando su documental en bata porque estuvo ingresado y los médicos le recomendaron no volar a Europa, a la presentación de Where to invade next (2015), en la Berlinale. El público jalea al incisivo e irónico director norteamericano. Con todo, él siempre está presente. Guste o no.

  En su probablemente más blanca producción, Moore se propone realizar una invasión "pacífica" de algunos destinos planetarios en los que observa que sus ciudadan@s han avanzado notablemente respecto de Estados Unidos. Una vez más, el director de Bowling for Columbine (2002) se propone desmitificar el sueño americano, y mostrar sus faltas y errores. Y sus estentóreas injusticias. A medida que avanza la narración, se me viene a la mente que mis búsquedas de la verdad y la justicia me llevan conduciendo a destinos muy similares a los que escoge el famoso documentalista, con conclusiones bastante parecidas. Y, además, me ratifico en mi convicción de que España tiene enormes y lamentables conexiones con la Cultura norteamericana... y, lo que es peor, con su Incultura.





Michael Moore, rumbo a la conquista del progreso, barras y estrellas en ristre...



  El autor de Farenheit 9/11 (2014) comienza su periplo por Italia. Allí, charla con una pareja muy risueña sobre sus viajes y tiempo de ocio: festivos por aquí, vacaciones (pagadas) por allá, más la Navidad, más el viaje de novios, más los permisos maternales... Moore les cuenta que nada de eso está pagado en Estados Unidos, donde, a lo sumo, se goza de 15 días de vacaciones al año. "¿Al año?", exclaman asustados los amantes. Del mismo modo, en una empresa textil muy conocida, el personal y sus jefes se ríen ante la ridiculez de los derechos de los trabajador@s en los USA. Fichan a mediodía y salen a comer, para lo que se toman sus dos horitas para cocinar y estar en familia, en casa... La dirección de la firma explica a Moore que, si los emplead@s tienen tiempo libre, pagado, y están contentos, enamorados o hacen todo aquello que les gusta, "como las vacas: darán mejor leche". Por supuesto, las relaciones sexuales satisfactorias, en todo esto, son importantes...

 Tras su paso por la piu bella, Michael Moore se dirige a Francia. Ahí puede comprobar lo que yo vi con mis propios ojos ya hace 20 años: niños y niñas merendando caviar junto a los Campos Elíseos.

  En el caso de este documental, no se llega a tanto, pero Moore puede atestiguar cómo los menores son alimentados con exquisitez en el colegio. Muestra a los niñ@s fotos de patatas fritas y hamburguesas en los centros escolares americanos, y los pequeños reaccionan horrorizados: "Puff, qué asco". "Eso, con perdón, no es comida", afirma a cámara el jefe de cocina, quien describe con gusto cómo elaboran los platos y postres a l@s estudiantes. El momentazo de la Coca-Cola es genial: es como si Moore ofreciera cocaína a menores...

  Pero ahí no acaba la comparación. El documentalista muestra gráficos sobre cómo los frances@s tienen detallada la enumeración de adónde van a parar sus impuestos. Entre derechos sanitarios, maternales, vacaciones, etc., sumarían más que el casi ¡60%! que dedican l@s estadounidenses a gastos militares. En cambio, en EE.UU. no se desglosa de una manera transparente adónde va a parar el erario público...




Una niña lee tranquilamente en la biblioteca de un museo de Amsterdam.






  ¿Y por dónde empieza a edificarse una sociedad mejor? Pues por la base, por la Educación. Un país absolutamente ejemplar, en este sentido, es Finlandia. Allá fue, en la misma línea, Jordi Évole, y ojalá pueda acercarme yo misma no tardando mucho, para verificar por qué los futuros adult@s cuentan con un sistema educativo tan humanizante y productivo. Una vez más, el documental made in USA tiene la respuesta: No suele haber deberes, o no muchos; los chaval@s disfrutan de las clases y les sacan suficiente partido, para luego poder dedicarse a otras cosas en su tiempo libre. "¿Y a qué cosas?", pregunta Moore a un especialista, que le mira asombrado. "A jugar, hacer deportes, estar con su familia, la música, leer...", responde como diciendo "¡hay tantas cosas!".

  Los profesor@s explican que la escuela ha de ser un lugar adonde quieran ir los niñ@s, que sea un espacio donde disfrutan. Además, ojo, "no hay escuelas diferentes". En Finlandia, el hijo del cartero y la hija del ministro pueden estudiar juntos sin problemas de clasismo.

  Impresionado ante tan buenos propósitos y tan alcanzados logros, Moore planta su bandera en Hesinki para dirigirse a Eslovenia. Un país en el que la Universidad es gratis, debido a que así lo reivindicaron sus estudiantes. Habla con ell@s y le comentan que no gastan un euro en estudiar. Ni en comida ni en transporte. Además, sus universidades se cuentan entre las mejores del mundo. La formación hace grandes personas, evidencian. Cuánto asombro, cuánto que aprender...




Moore muestra cómo en Finlandia no hay distingos en la Educación.
Al colegio se va a sentirse a gusto: esa es la clave de un buen aprendizaje.
Eslovenia cuenta con excelentes universidades, todas ellas completamente gratuitas






En la ciudad de Berlín, renacida tras décadas de Muro, se confunden las librerías con las cafeterías: en ambas se sirve café y libros.




  Michael Moore no puede pasar por alto un lugar como Alemania. Donde, al salir de trabajar, el trabajo es aparcado. Donde cada día se recuerda en las escuelas la catástrofe que supuso el nazismo y su consecuente racismo psicópata, con terroríficas consecuencias. Todos y cada uno de los alumn@s son instruidos en la necesidad de tolerancia, respeto y cooperación. De ahí que Alemania sea tan sensible, hoy, con los refugiad@s (seguiré informando sobre este aspecto).

  Moore recorre un resto de Muro (Schandmauer), evoca imágenes de nazis y, después, del Ku-Klux-Klan, y de la quema de iglesias negras, aún hoy, en Norteamérica. Y completa este apartado del reportaje aseverando: "Si en Alemania han aprendido a hacer el bien al prójimo, nosotros también podemos".



"Si en Alemania han aprendido a hacer el bien al prójimo, nosotros también podemos"



  Uno de los países más pacíficos del mundo, Noruega, ni siquiera reaccionó de una forma cruenta con los asesinatos en masa de Breivik. Sobre ello informé nutridamente en mi recorrido por Noruega en 2012, meses después de que el asesino fuera condenado. Michael Moore visita una cárcel en la que los presos tienen música y tele en la habitación, acceden a una exitosa biblioteca, pueden grabar canciones, toman el sol en un bonito jardín, andan en bici por la generosa naturaleza noruega... "Se trata de inducirles a los buenos sentimientos, no de castigarles", aclara un experto. Una cárcel de alta seguridad es promovida con l@s guardas cantando "We are the world, we are the children...". No portan pistolas. ¿Para qué? "Ellos están aquí para ayudarnos, no para castigarnos", explica un preso negro, que tiene cara de estar casi de vacaciones...

  Como no puede ser de otra manera, Moore intercala imágenes de palizas a presos -especialmente mulatos y negros- en cárceles estadounidenses. Compara cómo en Noruega, aunque seas el peor criminal, no puedes rebasar los 30 años en prisión. Qué decir de la pena de muerte...





Moore intercala imágenes escandinavas plácidas con palizas en cárceles de EE.UU.




  Una visita a Portugal ratifica estas cuestiones. Los policías con los que intercambia ideas Moore comentan que la vida es lo más sagrado, y que no se puede quebrantar la vida para impartir ejemplo. Permisividad con el consumo de drogas y con otras cuestiones, que el ministro destinado a su gestión entiende que son relativas: "También te enganchas a internet y a Facebook", razona. Los agentes nunca han disparado a nadie, afirman. "Mucho trabajo por hacer", sentencian, ante los comentarios sobre la pena de muerte del cineasta...

  No sólo el Norte de Europa ha avanzado considerablemente en Derechos Sociales y Humanos. La revolución tunecina -aun dinamitada por otros países con intereses creados en hacer perdurar las leyes más conservadoras- es un fantástico ejemplo de ello. Especialmente en relación a las mujeres. "We are complete, not complements", gritaron las tunecinas en sus protestas públicas. Y fueron escuchadas. Lograron incluir sus avances en la Carta Magna, y el Parlamento y el Gobierno disocian sus opiniones personales de los derechos de las mujeres. "Yo a mi esposa le digo que se ponga el velo, pero es mi vida privada. El Estado no debe imponer a las mujeres que vistan de un modo u otro", explica un mandatario conservador a Moore.

  "¿Y los homosexuales?". Igualmente, "en cada casa cada uno sabe qué hace con su vida. El Estado no debe interferir ahí", indica el político. Una periodista que estudió en París se siente orgullosa de que sus hijos "hayan nacido en Túnez tras la revolución". Y pone el dedo en la llaga que Moore espera: "Estadounidenses, yo sé de vosotros, y de vuestras costumbres. Hablo vuestro idioma, escucho vuestra música y como vuestra comida. ¿Por qué no os interesáis en los demás? Este es un pequeño país del Norte de Africa, y tenemos mucho que aportar. Mientras creáis que sois los mejores, y no sepáis quiénes son vuestros vecinos, nada funcionará".





Una niña juega entre estatuas en el centro de Oslo. Meses después de los ataques de Breivik.




  Finalmente, Moore hila la revolución feminista tunecina con la islandesa. Tras la huelga de 1975, las mujeres tienen una participación paritaria en los órganos de poder islandeses. Además, Moore compara cómo los islandeses fueron capaces de desterrar a sus banqueros corruptos o ineficaces, para defender sus intereses. Alguna islandesas hablan a cámara; con cabellos rosas, rubios o morenos... en su diversidad. "Yo no viviría en Estados Unidos, viendo cómo no funciona, cuántos pobres tiene y cómo trata a sus vecinos", dice con rotundidad una mujer ante la pregunta de Moore. Y, como la reportera tunecina, pincha, dejando claro lo que Moore quiere demostrar: que el desprecio y desconocimiento de otras culturas sólo lleva a la endogamia y la injusticia. Una vez más en la Historia...




"¿Por qué el poder sigue concentrado en manos de los hombres?"
Michael Moore, Where to invade next (2015)



  Hay quien habla del declive de Michael Moore con esta cinta. Que es floja, que tiene chistes fáciles y que cae en lo mismo que denuncia de sus políticos: en la superficialidad y el mal gusto. Yo sí veo que Moore tiene un look muy yankie, que su tono tiene a veces algo de Pato Donald, que puede resultar histriónico... Pero sigo pensando que su labor es indispensable, máxime en un país vasto y riquísimo, en el que excepto Susan Sarandon, Sean Penn y él -y pocos más- se mojan el culo. En un país sin transparencia gubernamental, imperialista, meticón y materialista. Donde es mejor no ponerse enferm@. Donde es mejor no ser latin@ o negr@. Donde, si te quedas sin trabajo, es mejor que Dios (o Alá) te pille confesad@...

  E, insisto: parte de los problemas que denuncia Moore sobre Estados Unidos tienen un hilo directo con España. Donde lleva décadas ejerciendo una gran influencia -con su consumismo, sus películas más estereotipadas, su política feudal-. Un país, uno de los contados del planeta, donde aún no ha penetrado el idioma que nos comunica y no se subtitula; donde apenas se lee; donde saber, y querer saber, es denostado socialmente; donde las mujeres seguimos siendo ciudadan@s de Segunda; donde los cerebritos, para que les luzca el pelo, se ven obligados a emigrar; donde la Sanidad y la Educación van viendo recortados sus presupuestos hasta extremos alarmantes, y que empiezan a parecerse peligrosamente al ejemplo del Tío Sam...

  ¿Soy histriónica, soy insistente, soy pesada como Moore? Es posible, pero sigo informando sobre los lugares donde las cosas Sí funcionan, porque creo que el conocimiento nos hace libres. Y creo que eso es lo que mueve al agudo documentalista que el jueves y el viernes fue ovacionado en la Berlinale.

  Por todo ello, me atrevo a gritar 'Je suis Michael Moore'...





Un barco entra en Flåm desde los fiordos. Una lancha sale hacia el reinado de las focas y las ballenas, esculpido por Thor...




Para más información: Noruega, la paz imperturbable (Deia, Gea Photowords... 2012)
De Oslo a Bergen, naturaleza y Cultura y El Año Munch, viento en popa (mis trabajos atrevesando Noruega)
Cosas germanas a tener en cuenta y 25 años como símbolo de esperanza. La ciudad de los guiños (reportajes, posts y programas de radio en Berlín y por Alemania, en los últimos años)
Polonia, una elegante dama desconocida (reportajes en prensa y programas de radio sobre literatura, historia, avances sociales...)
Web Michael Moore. El documental completo, en TVE (2020)
Silencios: recorrido por mis reportajes y reflexiones en torno a la desigualdad de Derechos y en detrimento de las Mujeres
Mis charlas con Antonio Fraguas, Forges, sobre la situación en España y luces y sombras del mundo actual (Deia, Gea Photowords...)
El triunfo de los mediocres (excelente artículo de David Jiménez, hoy director de El Mundo)
Documental 'Hijos de la Tierra', de Patxi Uriz, que obtuvo un Goya recientemente
La Berlinale, más allá de las estrellas (reportajes y entrevistas en 2015). Y mis trabajos recientes, en 2016. Programa emitido en Onda Vasca el 17 de febrero. Seguiré informando de la Berlinale. Palmarés sábado 20
Web Berlinale

sábado, 10 de octubre de 2015

LA CIUDAD DE LOS GUIÑOS

 Texto y fotos: Cristina M. Sacristán





Portal en Friedrichshain. Pure Berlin.



 He tenido un largo sueño...

  En él, multitud de personas tenían muchos sueños...

  Sueños de colores, en una ciudad de árboles frondosos y pájaros alegres... Una ciudad bulliciosa y silenciosa a la vez. ¿Cómo es eso posible?



A una chica le cubre una media blanca la pierna izquierda y una negra, la derecha



  El primer día en Berlín se me olvida, al anochecer, que las bicicletas son, como en Amsterdam, reinas de las aceras. Por sus amplios carriles bici, que por inercia no distingo al oscurecer. Pero, al echar el pie adelante, y ver que el ciclista se acerca, retrocedo. "Danke!", me casi cantan en dos ocasiones...



Una mujer pedalea con un niño pequeño detrás de ella. Está embarazada como de 8 meses






There´s nothing you can use to control the freedom of my mind.


  Me gusta el significado de las bicis en Berlín. Tienen mucho que ver con la jovialidad de la ciudad, con esa manera desenfadada y cómoda de vestirse. Con el gusto por el paseo y la Naturaleza. Berlineses de origen español, como la escritora Bibiana Candia, me confirman que, aquí, casi llamas más la atención si te arreglas mucho que si vas con el pelo verde.


Paro en un ultramarinos turco de Warschauerstrasse, a tomar un té y leer. Me lo buscan poco fuerte, para que no me altere el sueño. Sabe como a canela. Pasa una chica con el pelo color salmón.
                                                           Otra chica con el pelo azul




  Estiro mis estancias en Berlín, más allá de los días de hotel, para intentar, durante un tiempo, vivir como ellos. Me siento fantásticamente bien en el rol. Hasta las incursiones en el supermercado son de lo más productivas. Dicen que el Kaiser´s es más caro, pero, aparte de que le va muy bien a mis horarios de Spanisch Journalistin, tiene yogures por incluso 19 céntimos. Así que los estudiantes se arreglan tan bien por aquí.


Hago cola para pagar. Los reponedores y cajeros son muy majos. La verdad es que el nivel cultural en cualquier oficio sencillo es muy alto en lugares como Dublín, Amsterdam, Oslo, Berlín... Le consulto algunas palabras a una cajera, en mi escaso alemán. Le digo que aprovecho hasta el súper para practicar.
"Das ist gut!", exclama, muy sonriente, dándome ánimos




Calzado cómodo y ropa desenfadada para patear con soltura una ciudad grande. Esperando al S-Bahn en Alexanderplatz.




  Paso unos días en casa de M. Ella está de viaje, así que coincido con su hermana R., que vivió en Londres y de padres egipcio y austriaca. C. es francesa, y probó a vivir en París y en Nueva York. Se ha decantado por Berlín. Coincidimos en que aquí la gente aún tiene sueños, alegría; que todavía se puede vivir con poco y que hay un espíritu generoso, de tolerancia y apoyo al prójimo. Es algo que tanto echamos de menos...
  Solemos charlar, como digo yo, en la chating-teaching-kitchen... Cuánto se puede aprender de la gente de veintipico estudiosa y viajada...



Tras estar con Esther Andradi en Schöneberg, espero al metro. No veo a nadie en el andén, y se ha hecho tarde. Al llegar el tren, es muy corto, y me queda lejos. Ese día llevo tacones, y arranco a correr.
Un par de chicos de unos 18 años bloquean la puerta para que yo no lo pierda



  En Berlín -en general en Alemania y el Centro y Norte de Europa, pero particularmente aquí- se da un enorme respeto por el espacio ajeno. No es usual que te tropiecen; se dirigen a ti con un "Sorry", "Excuse me" o "Bitte" y no suelen levantar la voz. En los ascensores se cede automáticamente el paso a las personas mayores o con alguna discapacidad o lesión; después, a los carritos de bebé y las personas con maleta también son muy consideradas.
  Es una cuestión de Educación Vial: todo el mundo cede el paso primero a quienes ven con más dificultades.




Graffitties en las piedras de Friedrichshain Volkspark. Esa tarde llueve mansamente...




Separan las basuras desde hace tres décadas. Religiosamente. Para ellos, es muy importante cuidar el entorno.
Como en otros países europeos, se suelen descalzar al entrar en casa, en el hall



  Este año, el verano no ha querido marcharse de Berlín. Se lo piensa y, aunque empieza a refrescar por las noches, nos regala algunos días maravillosos de sol.
  Como yo ocupo la habitación de M., que tiene un balcón que da a la arbolada avenida, me despierto con la claridad temprana y, cuando estoy al ordenador, me encuentro con unos atardeceres maravillosos. Berlín sigue haciéndome guiños, siempre soy bienvenida...




Uno de los impresionantes atardeceres rojizos de un verano inusualmente rezagado en Berlín.




Paso por un escaparate de Warschauerstrasse y un gatito dice, en un 'bocadillo': "I´m a bag"


  No es de extrañar que cineastas, artistas, escritores, fotógrafos... lleven más de dos décadas escogiendo Berlín para crear. Los estímulos surgen por donde menos se espera.



"Una de las cosas maravillosas de Berlín es que cualquier camarero o camarera puede ser un poeta o un artista", me comenta el historiador del Arte y guía Stefano Gualdi





Funambuleando enfrente del Ibis de Mitte.



  El Berlín de los museos y la lectura. Leen cuando esperan al metro, en el tren, en el parque con el bebé o el perro, al esperar la colada en la lavandería...
  Me dice Carlos, un geofísico sudamericano que está aquí con una beca, que la palabra "cambiar" tiene 20 acepciones distintas en alemán. Es el idioma de los filósofos, es un lenguaje muy rico.
  Lo normal es que en Berlín puedas comunicarte en inglés casi todo el rato. Además, hay 187 nacionalidades, y ese es el pasaporte para la comunicación.



Un chico negro pero con el pelo rubio y un balón de basket me cede el paso al entrar en el vagón del metro, en hora punta, en Alexanderplatz




Los berlineses leen, y leen, y vuelven a leer...



  Próximamente abundaré más en las corrientes literarias multiculturales de Berlín. Precisamente acudo al X Aniversario de La Rayuela, librería hispana en Kreuzberg. En ella siempre hay lectura, té o café, sonrisas, intercambio. Es un placer muy grande para el ánima.

  En el Spy Museum conozco a Simon, un psicólogo que estudió también en Holanda. Tiene veintipico años, pero es uno de esos berlineses con los que charlar un largo rato, con razonamientos muy interesantes y criterios elaborados... Simon me dice, al abordar por qué España está tan retrasada, que el pretexto no puede ser Franco: "¿Y qué diremos nosotros de Hitler?", argumenta. "Y Berlín ha resurgido...".
  Qué razón tiene. A Franco se le detuvo el pulso, pero parecemos empeñados en resucitarlo...





"Berlín es un nido de talentos"
                             Ana García-Pineda, artista



"Es una ciudad muy especial, por esa historia que tiene, esos cambios que la contracturan, y hay una gran vida artística, con muchos grupos, mucha experimentación"
Esther Andradi, escritora, autora de 'Mi Berlín'



"Las personas que quieren expresarse sienten que aquí pueden hacerlo"
                     Julia Rautenberg, berlinesa y técnico en VisitBerlin







En los barrios de Friedrichshain y Neukölln venden ramos de flores por entre 1,5 y 3,5 euros.





El thai de Warschauer se llama Song Hong.
En alemán se afanan en explicarme que son de Hanoi.
Como en tantos sitios berlineses, como por 6-7 euros



  El Balzac es muy estratégico: está justamente enfrente del metro de Potsdamerplatz. Un camarero lleva rastas. Le digo que qué raro que nunca haya tomado un café ahí, si pasaba a diario hacia la Berlinale. Me responde, divertido, "Why?". Una buena pregunta, llevaría prisa...
  Se preocupa en buscarme un descafeinado largo pero que tenga leche. Me da el password para el wi-fi, y paso un rato largo leyendo y chequeando cosas por internet.



De fondo suena "But I can´t help falling in love with you...".
Qué felicidad; detendría ese momento.
Enfrente, la cristalera hace guiños, con las torres de Potsdamerplatz de fondo...



  Su compañero, rubio y de ojos azules, me pregunta si todo está bien. "¿Te limpio la mesa? No, no quiero molestarte", se responde. Eso ocurre constantemente en Berlín. La educación tiene mayúsculas.




Guiños entre las luces de Potsdamerplatz y las del Café Balzac. Cualquier rincón es una inspiración en Berlín.



Uno de los termómetros de la evolución son los lavabos. En Alemania, aunque sea el lugar más underground y las 3 de la madrugada, están limpios y tienen papel higiénico de sobra. En Berlín, además, cuentan con diseños muy creativos. Eso también pasa en Zagreb



  No llega a ser Noruega, pero la verde Berlín está llena de lagos. Bibiana Candia me recomienda que elija Wannsee para mi excursión. A unos 45 minutos del centro de la metrópoli, se accede bien por S-Bahn.
  Al llegar, un soldado alemán se deshace intentando explicarme cómo acceder. Apenas habla inglés, así que me repite con interés la dirección. Es algo recurrente en Berlín: si hace falta te acompañan o sacan el smartphone para indicarte con exactitud lo que estás buscando.
  Junto al lago, parejas en actitud romántica. Hay muchos barcos de recreo, y los patos la gozan. Nadan hacia adelante, juguetean, buscan comida... El sol empieza a caer y unos niños ríen en la zona de juegos (Spiele).
  Al regresar a la estación, una pareja de unos 70 años se besa como si tuviera 15. Él toma el tren que va a Berlín y ella le despide con cara ilusionada, muy joven...



En Irlanda, Alemania, Holanda, Noruega... las personas no parecen mayores. Sólo tienen el pelo blanco...




Jazz inesperado en el book-coffee-shop Tasso. Un placer entre libros y prensa a tutiplén...



  Estoy tan relajada en Berlín (Ich fühle mich in mein zu Hause) que se me olvida sacar metálico. Es conveniente, en una ciudad donde no se usa demasiado la tarjeta Visa.
  Voy al cajero que más conozco, en Frankfuter Allee. Resulta que algunos alemanes andan sacando dinero, pero a mí no me deja. Deduzco que me dice que consulte en la oficina.
  Con unos 5 euros en el bolsillo no renuncio a mi plan inicial: pasar por el Tasso, una de las cafeterías que sirven libros y prensa, aunque hay librerías que sirven café, como el Shakespeare and Sons. A veces no estoy segura de cuál es cuál. Pero, en cualquier caso, son museos al aire libre...
  El camarero, de origen argentino pero 30 años en Berlín, me lo pone fácil: en lugar de un café largo me sirve un capuccino, más económico.
  Me pongo a leer (a intentarlo) prensa alemana. De pronto, la gente cambia de posición y a unos centímetros de mí unos músicos empiezan a tocar un jazz muy sentido. Son muy buenos, claro que en la patria de Wagner y Bach la música corre por las venas, como en la Polonia de Chopin...


En esta gran ciudad no se suele levantar la voz. Si alguien habla demasiado alto en el vagón del metro, es entonces cuando le miran
Un Audi derrapa a la altura de Leipzigerplatz. Ni un claxon, ni un grito




¿El kiosco está abierto o está cerrado? Un trampantojo. Das ist Berlin...



  En la anterior Berlinale paso unos días en casa de la artista Sonia Alcaina. Una semana después oigo a los vecinos; hasta entonces pensaba que estarían de viaje o algo así. Son muy simpáticos cuando me los cruzo.
  En Warschauerstrasse, el vecino de al lado es inaudible. Pero un día le oímos tocar la guitarra, algo de los Beatles. A un volumen muy mitigado. Otro día descubro que también toca el clarinete. Pero apenas se oye nada, y mis compañeras son muy silenciosas. Es como un balneario Berlín...



Al volver de la cafetería con jazz, unos chicos siguen el ritmo de una canción tipo Beyoncé en la terraza del bar. Uno, con aspecto caribeño, me mira y me lo canta y me lo baila, divertido. Lo hace bien



  La víspera de dejar Warschauerstrasse descubro que también en el primer piso son músicos. Al pasar por delante de la puerta abierta, curioseo, y compruebo que la casa tiene un look Berliner total, con pósters de grupos ochenteros. Están sacando y metiendo instrumentos. Saludan a lo Berliner: "Hallooo".
  Otro día abrí la puerta del portal a otro vecino, que iba en Vespa. Le comento que pensaba que esa marca ya no se fabricaba. Me explica que precisamente por su antigüedad es más cara. En fin, se ha dado un capricho. La deja en el patio, junto con otras bicis.



A veces, para conseguir tus sueños tienes que vivir como cuando tenías 20 años. Que es cuando la gente, donde yo nací, lucha por sus sueños




Fiona Bennett, de origen británico, aprovecha la modernidad actual de Potsdamerstrasse para diseñar sus sombreros a la vista.




  "Nos miras con ojos de simpatía", me dice el padre de una librera, que es alemán. Los berlineses son muy autocríticos. Y críticos con sus políticos. Así, lograron detener por referéndum el proyecto de unas viviendas de lujo en Tempelhof Park, apodado "Freiheit" (Libertad). Por ese espíritu ético dimitió su alcalde en 2014, al no cumplir con unos plazos prometidos...

  Coincido con Bibiana Candia en que son serios pero que también íntegros. Así me lo comentaba la artista Ana García-Pineda en mi primera incursión berlinesa: "Son muy sinceros".


Marc O´Polo. Una de las marcas de las Galerías Kaufhof
                        Entre las múltiples librerías con café y cafeterías con libros, el Books&Foods
                                                     El restaurante vasco On Egin tiene el eslogan "Take Eat Easy"



Flashazos divertidos en la publicidad. "Ahorrando en la suscripción, no en el estilo".




 Berlín es como un buen amor: nunca deja de sorprenderme, y cada día se levanta con ilusión y creatividad. Berlín siempre me abraza...



En Alexanderplatz una chica mulata lleva una camiseta en la que se lee: "You only live once"



  El día de mi partida, la Policía para el tráfico en Unter den Linden. No hay manera de llegar al aeropuerto. Llamo al 110 pero no son de mucha ayuda (a veces, los alemanes fallan). Una vez en Tegel, el avión a Madrid sale con 25 minutos de retraso.
  No acabo de marcharme de Berlín...




Junto a la parada del autobús a Tegel una tienda parece despedirse: Good buy




Uno de los regalos de luz que me hace Berlín en esta última estancia. Todo un presagio esperanzador.



 He tenido un largo sueño...

 En él, muchas personas seguían luchando por sus sueños... Dinámicas, tozudas, sin volver atrás...

 Y no estoy segura de querer despertarme...




Para más información: Reportajes sobre la Reunificación alemana y la cuestión de los Refugiados, como trending topic en torno al 3-O. Con declaraciones del Gobierno Merkel (Deia, Noticias de Gipuzkoa)
Y análisis político y social de Alemania en Gea Photowords (1 de octubre de 2015) y programa de radio emitido desde Berlín, con Begoña Beristain, ese mismo día (Onda Vasca)
Momentos (multi)culturales en Berlín. Gastronomía multicultural en la ciudad
Cosas germanas a tener en cuenta (la búsqueda de la eficacia en las elecciones de 2013, El Tintero, Gea Photowords)
Desde el viento. Sueños y pensamientos amortiguados por las nubes, rumbo a Berlín. La libertad de volar. Otros (El Tintero, 2014)
Juventud (El Tintero, 2014).
Reportajes y programas de radio en la reciente Berlinale
Fotos del Berlín de los artistas en el blog
Reportajes en el Jubileo de la Caída del Muro de Berlín (Grupo Noticias, Gea Photowords, El Tintero). Esther Andradi y sus crónicas antes, durante y después de 1989
Berlín: creatividad por todos los poros (reportajes en Grupo Noticias, El Tintero y en El Asombrario)
Ciudades Verdes del mundo, más habitables para el futuro (reportajes y entrevistas)
Sobre la Literatura en Berlín. Recorridos en El Asombrario, Aurora Boreal y el programa de Chus Sánchez, Leer para creer (13-11-14). Próximamente avanzaré más en este terreno
Recorrido por los múltiples eventos de Berlín (ON, marzo 2015. Págs. 30-33)
Galería fotográfica de Berlín en el blog anexo