domingo, 9 de noviembre de 2014

25 AÑOS COMO SÍMBOLO DE ESPERANZA

Ha llegado el Día D en Berlín, los 25 años de la Caída del Muro, la reunificación, el renacimiento y el fin de la Guerra Fría. Antes que la capital alemana Polonia rompió con el bloque soviético y Leipzig logró, con su Revolución Pacífica, empezar a empujar el muro de la vergüenza. Les invito a un paseo por una Berlín que no ha dejado de transformarse vitalmente desde entonces



Texto y fotos: Cristina M. Sacristán




El artista de origen vasco Víctor Landeta es de los pocos que está pintando trozos de muro este año Jubileo.


  Hay un olor dulce por la ciudad de Berlín. Es una colonia masculina que se repite al caminar por el andén del metro, por Alexanderplatz, en la parada del tranvía... Dulce y suave, como los ademanes y la forma de hablar de los berlineses, en su mayoría tan activos y joviales, con sus vestimentas cómodas y sus bicicletas a mano para atravesar la vasta urbe del Spree. Antes de 1989 las distancias para acceder a los puntos de encuentro eran más cortas, pues el Muro (Schandmauer) dividía el Este y el Oeste como si fueran dos planetas distintos. Para los berlineses que vivieron esta situación, que les separó de familiares, amigos, amores y negocios, el otro lado era como una entelequia, "otro mundo", inaccesible, condenado a la separación y al destierro más literal.

  Fueron años duros sobre todo para quienes vivían en Berlín Oriental. Un cada vez más paranoico Stalin bramó al comprobar que los obreros estaban hartos de tener sueldos tan bajos, que se empezaban a rebelar o que incluso emigraban hacia el Oeste de Alemania en busca de mejores empleos y salarios. Berlín había sido rica industrialmente al comienzo del siglo XX, pero tras la devastación de la II Guerra Mundial y el nazismo su debilitamiento fue progresivo. De una dictadura a otra. Casi de la noche a la mañana, "de una forma radical que nadie podría haber imaginado", el Kremlin alzó en 1961 un muro que dividió la capital alemana de Norte a Sur, subraya el responsable de VisitBerlin Christian Tänzler. 48 kilómetros de telón de acero atravesaban Berlín, y 160 kilómetros, nada menos, aislaron Berlín Oeste. El Muro total, que separó Alemania Oriental de la Occidental, medía 1.500 kilómetros.


La imagen de Brandenburg Tor está presente hasta en la decoración de los hoteles, como la del Mercure, en Mollstrasse.


  En un tiempo récord, seres queridos, pertenencias y relaciones muy diversas fueron como extirpadas. Así lo delata el Tränenpalast o Pabellón de las lágrimas, donde muchos despedían a familiares, amantes o amigos sin la certeza de si les volverían a ver más. Enfrente de la estación de Friedrichstrasse, una especie de Finisterre, un abismo, les separaba sin visos de futuro. En Potsdamerplatz -hoy símbolo de la Berlín ultramoderna, de vanguardistas rascacielos, la Filarmónica y la Berlinale- la división llegó a medir 500 metros, de modo que las fotos de los 60 producen una corriente fría por el cuerpo. Algo parecido ocurre con las imágenes de Brandenburg Tor, entonces desoladora y actualmente una especie de Sol madrileña, llena de vida. En el caso de Bernauerstrasse, donde se halla el mayor memorial de la Guerra Fría de Alemania, muchas viviendas daban a la zona Oeste, de forma que resultó una fuga importante de disidentes: muchos saltaban desde la ventana, con el hatillo, y a veces morían, o eran apresados... Bastantes lograron escapar por ahí, pero en total 135 personas murieron tratando de atravesar el Muro, en Berlín, y 400 en toda Alemania.

  Hay personas que se criaron en Berlín Este que confiesan que, al caer el Muro en 1989, se sintieron liberadas. Por ejemplo, Mathias, un guía que habla un castellano bastante bueno y que cuenta que, desde entonces, "pude estudiar lo que quería, viajar... El día en que cayó el Muro fue el más emocionante de mi vida". La gente más mayor, como su madre, no ha asimilado bien los cambios históricos que les ha ido tocando vivir. Son experiencias demasiado fuertes para ellos. Mathias, al contarme estos aspectos de sus vivencias en el Este, saltaba al inglés. Probablemente, se transportaba mentalmente a momentos duros, que vivió en primera persona...



El guía e historiador del arte Stefano Gualdi, junto a la estación de Friedrichstrasse, donde separaban a la gente en el Tränenpalast.



  Antes que en Berlín, en Polonia ya han celebrado los 25 años de liberación del yugo soviético. Parece mentira que quienes enarbolaban el ideario comunista, el que hablaba de igualdad de derechos, repitieran los mismos terribles errores de los fascistas a los que se habían enfrentado... Y, en la musical Leipzig -cuna de Wagner, Mendelssohn, Schumann, Bach...-, la Revolución Pacífica fue previa a la noche en que empezaron a derribar el Berliner Mauer: ellos ya reivindicaron la reunificación y la salida del régimen dirigido desde Rusia, con éxito. Así, el pasado 9 de octubre tuvo lugar el ya tradicional Desfile de Luces, pero esta vez mucho más emotivo.

  Así me lo relataba Arne Kühn, guía en Leipzig pero nacido en Berlín Este, quien ha ido observando los acontecimientos históricos con gran atención. Hoy hace un mes, el evento de Leipzig "fue súper lindo. Vi gente llorando, emocionada. Se preguntaban unos a otros, desconocidos, sobre sus experiencias en el 89". Según Arne, el desfile evocó "lo mismo que pasó 25 años atrás, sólo que ahora en libertad y todo bien organizado", con instalaciones de artistas que "incorporaban la ciudad y sus edificios en el concepto", y con "personas de muchos otros países y otras ciudades de Alemania".




La East Side Gallery conforma el resto de Muro más grande, con 1.300 metros de pintadas, de arte al aire libre.



  Y, el 9 de noviembre de 1989, el Muro berlinés cayó. Hubo quien derribaba con un martillo trozos de Mauer, incluso quienes empujaban pedazos con sus manos, para alcanzar a sus seres queridos. Pasar del Este al Oeste había sido dificilísimo, y muchos que lo lograban visitar luego eran castigados o sufrían mobbings, por ejemplo en el trabajo, relatan Mathias y Stefano, historiador del Arte y buen conocedor de Berlín. Los abrazos de reencuentro fueron numerosísimos, y muchos ciudadanos de Berlín Este asistían atónitos al bienestar de las calles de Berlín Oeste, envueltos en sus humildes ropitas... El contraste era enorme, y la escisión había logrado su objetivo: aislar mentalmente al Este, mantenerlo en su ostracismo, que desconociera que 'al otro lado' las cosas cambiaban.

  Pronto, Pink Floyd cantó The Wall en Potsdamerplatz, ahí donde el Muro había sido más lacerante. Y Bowie, que vivió una larga temporada en Berlín, cantó al Mauer incluso en alemán. Como una corriente inesperada, creativos de todo el mundo fueron recalando en la ciudad, una ciudad esquilmada, dividida, aturdida y con pocos recursos. Incluso hubo quienes se marcharon, con la reunificación, a ciudades más acaudaladas, como Munich o Frankfurt. Miles de pisos quedaron vacíos; según la fotógrafa e historiadora Erika Ede, hasta 160.000. De ahí que, durante dos décadas, los precios de la vivienda han sido tan asequibles en Berlín, una ciudad llena de fábricas abandonadas...



Este último año, los vagones de metro berlineses han 'vestido' sus ventanas con el icono de Brandenburg Tor.


  Mis contactos en Berlín coinciden en que fueron los artistas, y legiones de mujeres, quienes reconstruyeron la ciudad. Ladrillo a ladrillo, nunca mejor dicho. Hubo una corriente de energía creativa y reivindicativa que erigió Berlín como estandarte de la libertad máxima, dejados atrás las guerras, el nazismo y la cruel y castrante separación de 28 años. Ese espíritu ha ido perdurando desde entonces, para orgullo de los berlineses, que estos días, y sobre todo hoy, quieren mostrar al mundo "lo que no debe repetirse", indica Christian Tänzler. Y todo ello ha ido llevando a una casi obsesión antiracista, a una ciudad sin ostentaciones y liberal, con ciudadanos que se sienten de izquierdas. A un Museo del Muro en Checkpoint Charlie, a exposiciones monográficas sobre el espionaje, la vida dividida en el Tränenpalast... y hasta un Museo de la Historia de los Alemanes, centro inusual en otros países.

  Los artistas Ana García-Pineda e Ignacio Uriarte así lo narran: en Berlín, a los niños se les enseña en la escuela, y llevándoles a esos museos, lo que no tendría que haber ocurrido. En una mentalidad individualista y respetuosa, incluso hasta extremos: se suelen independizar a los 18 años y un 65% de los apartamentos berlineses están ocupados por singles, cuenta Stefano Gualdi. El artista de origen vasco Víctor Landeta también observa que en ocasiones puede llegar a ser excesiva esa mentalidad de autonomía. Landeta es de los pocos artistas del mundo que está pintando en trozos de Muro, y esta semana le han colocado uno de sus rostros de Premios Nobel de la Paz enfrente de la Puerta de Brandenburgo, en el hotel Adlon. Está muy contento de poder hacer arte sobre un lienzo que fue tan corrosivo: de poder hablar de paz en restos de lo que no tenía que haber sido.



Christian Tänzler, de VisitBerlin, ya no usa el coche por esta ciudad de bicis. De fondo, la Isla de los Museos y la Dom.


  Con todo, Berlín se ha convertido en una homóloga de Nueva York en Europa, sobrepasando en potencia artística a París o Londres. Es decir, que sus movimientos multiculturales están muy vivos, en vanguardia, y ha ido siendo tomada por artistas, fotógrafos, cineastas, escritores, músicos, cocineros, cantantes, góticos... de 187 nacionalidades, lo que la llena de eventos y ofertas de ocio y culturales inabarcables. Con importantes inversiones en arte. La homosexualidad tiene aquí un marco feliz, de convivencia entre diferentes, y así se ve plácidamente besarse o caminar abrazadas a parejas gays por el centro de la ciudad.

  Además, los precios aún son asequibles, lo que anima a muchos jóvenes a probar suerte en la capital alemana. De todas formas, y como señalan muchos inmigrantes, no hay que olvidar que, pese a ser una gran potencia turística y hostelera, Berlín es "sexy pero pobre", que no genera la riqueza económica de Stuttgart, Munich, Frankfurt, Hamburgo..., de modo que sus tasas de paro son más altas. Eso sí, si dan con una happy hour podrán comer o cenar por menos de 5 euros...



Iluminación de Brandenburg Tor, estas últimas semanas, de noche. El Festival de Luces ha sido precioso por el centro de la ciudad.



  Este año Jubileo de la Caída del Muro, la oferta de ocio berlinesa se ha multiplicado -y eso que habitualmente hay ¡más de mil eventos al día!-. Por ejemplo, los festivales van rotando: el Cut, la Berlin Art Week, la Biennale, la Berlinale... y, con la inclusión de las exposiciones de Ai Wei Wei y de Bowie en Martin Gropius-Bau, el Festival of Lights reciente -con iluminación en movimiento de edificios emblemáticos-, la creación del Centro de Documentación del Muro, un festival de cine monográfico, los tours guiados cada hora, etc., la ciudad ha querido gritar al mundo lo que pasó, lo que no deberá repetirse y el orgullo que sienten de ser, actualmente, una ciudad moderna y civilizada. Superada "la división tan larga", que fue "un desastre" para Berlín, estima Tänzler.

  Así, este fin de semana está teniendo lugar el momento álgido del Jubileo, con el speech hoy de Angela Merkel, desde el alto mirador frente a Bernauer, y la disposición de una hilera de 15,3 kilómetros de globos de helio iluminados por la línea metafórica del Muro. Desde Bornholmerstrasse, pasando por Bernauer, Brandenburg Tor, Postdamerplatz, Checkpoint Charlie, la East Side Gallery y Overbaumbrücke. Una preciosa imagen donde antes sólo hubo horror. Y un centenar de videowalls están mostrando, en diferentes puntos de la ciudad, escenas de la segunda Gran Guerra, de los años 60, de la época del Muro... Porque un pueblo que olvida sus errores está condenado a repetirlos.




La impactante exposición de Ai Wei Wei vino a reforzar el espíritu reivindicativo del Jubileo del Muro y de la propia Berlín.



  La ciudad está exultante esta semana, y hasta los supermercados de barrio están tirando los precios. Hace dos semanas, todas las primeras planas de los periódicos mostraban una Angela Merkel con una cestita de la compra roja, en el súper. Tampoco debería extrañar tanto ese acto cotidiano, pues los berlineses son poco ostentosos. Prefieren un buen abrigo y calzado cómodo a ir incómodos pero guardando apariencias. Siempre con sus bicis, o a buen paso rumbo a la estación de tren, metro o tranvía. Rodeados de grandes parques y lagos, cuidadosos de sus abejas, pájaros, ardillas y zorros. Críticos y de izquierdas, se autodefinen, y ya cuando los nazis tomaron la ciudad se caracterizaban por ello. Así, el Admiral Palast parodia a una Merkel que zozobra, como Kate Winslet en Titanic. Y en junio lograron por referéndum que en su parque Tempelhofer Freiheit (Libertad) no construyeran apartamentos y tiendas de lujo. No en ese parque simbólico del paseo, la naturaleza, la barbacoa, el corretear de los niños... disfrutable por todos. En una ciudad en la que el alcalde ha dimitido por no cumplir con los plazos de un proyecto.

  La "república independiente de Berlín", como la definen muchos alemanes, aún no es homogénea; según muchos berlineses faltará una generación para lograrlo. Todavía hay museos, teatros, escuelas y hasta zoos duplicados. Y fábricas abandonadas y reconvertidas en restaurantes o estudios de artistas, en un paisaje algo cubista, de contrastes, como la iglesia de la Memoria, con la torre rota por los bombardeos del siglo XX, enfrente de edificios futuristas. La escritora de origen argentino Esther Andradi me muestra el pasado y el futuro de Berlín por el área de Potsdamerplatz y todo lo relativo a la Berlinale. Pronto publicará en España Mi Berlín, sus retratos del antes, durante y después del Muro. La jirafa de Lego nos mira, divertida, entre rascacielos. Es uno de los ejemplos de una ciudad que mira al futuro con pragmatismo y, aunque la burguesía empuja por poseerla, todavía soñando con un mundo mejor.





La jirafa hecha con piezas de Lego, en el modernísimo Sony Center, es una mirada al futuro y la creatividad.




Para más información: Programa de Onda Vasca sobre el Jubileo de la Caída del Muro (7 de noviembre). Y programa emitido el 14 de junio desde Berlín
Reportaje sobre los movimientos literarios berlineses en Aurora Boreal (8 de noviembre)
Berlín, más joven 25 años después (Gea Photowords, julio 2014)
Reportaje sobre los 25 años sin Muro en Deia y Diario de Noticias (julio 2014). Y recorrido por sus hitos en la revista ON (agosto 2014, págs. 28-33)
Página oficial del 9 de Octubre en Leipzig. Reportaje en La Vanguardia
Entrevista a la escritora Esther Andradi, autora de 'Mi Berlín' (Deia, 2015)
Reportaje en Alemania sobre los 25 años de Reunificación, eclipsados por el drama migratorio
Alemania, 30 años después de la reunificación (vídeo, con Esther Andradi)
El miércoles, reportaje en El asombrario (con reflejo en Eldiario.es) sobre la creatividad más libre por todos los rincones de Berlín
El jueves 13 de noviembre, entrevista sobre viajes culturales y recorridos literarios berlineses en el programa radiofónico de Chus Sánchez 'Leer para creer'
Momentos multiculturales en Berlín (El Tintero, junio 2014) y Lengua y cultura vascas, in crescendo en Berlín, Leipzig... La importancia de Humboldt (Deia, 16 de noviembre)
Reportaje sobre los retratos de artistas que revitalizaron Berlín en los 90, del fotógrafo David Hornback (Deia, 1 de diciembre)
Programa de radio sobre el Muro en La Contrahistoria
Galería fotográfica de Berlín en El Tintero

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