domingo, 30 de junio de 2013

EL PINTOR EN SU NUBE



A punto de cumplir 79 años, apunta su DNI, pero el pintor de origen bilbaíno Iñaki García Ergüin no sólo desafía a las hojas del calendario con sus creaciones inagotables, sus viajes y su sentido del humor, sino que además se ha convertido en un gran pionero, digitalizando todos sus trabajos en internet


Texto: Cristina M. Sacristán
Fotos: Jorge Hierro


García Ergüin retoca uno de sus cuadros en su estudio de Bilbao.


  García Ergüin es cercano y socarrón, y no se anda con rodeos para decir las cosas. Tira de brochas de todos los tamaños, juega con pelos gruesos de algunas de ellas, usa espátulas para crear texturas, incluso sus propios dedos; se mancha la camisa... Es obvio que alguien así, y tras nacer en 1934, no se apoya demasiado en la sofisticación. Con una melena retadora al devenir del tiempo, y una energía de treintañero, se crece ante sus proyectos, sus grandes murales, sus cuadros viajeros... Y Ergüin no le pone puertas al campo, de modo que ha comprendido que su vasta obra estaría mejor guardada en algún lugar seguro, catalogada y divulgada como merece. Así empezó Jorge Hierro su digitalización, y así está ya el gran pintor bilbaíno en las redes, con una novedosa web, y un blog, con todo su material y obra recogidos en la 'nube'... Un magno proyecto, pionero a escala mundial.

  En este sentido, cuando iba a presentar Viviendas de Vizcaya su gran mural sobre Bilbao a finales de febrero, Iñaki me comentaba que "Hay que saber pasar de una paleta a otra para enriquecerse", en referencia a que hay que ir adaptándose a los tiempos. Así lo ha demostrado él a lo largo de su interesante trayectoria. Uno de los primeros pasos más importantes fue estudiar en la Universidad de Múnich, donde pudo entrar en contacto con el expresionismo alemán. Tras haber sido asesorado por José Lorenzo Solís, una beca abrió esa puerta internacional que acercó a Ergüin a la obra de Anselm Kiefer, autor con el que se identificó desde el primer momento por su "sobriedad y elegancia".

  Con segunda residencia en Lanzarote, allí también se llena de karma artístico y de luz y de viento. La paleta viajera de Ergüin le ha llevado a reflejar paisajes de la Península muy variopintos: del cereal al verdor, del vino en la plaza a la ópera, de lo taurino al fútbol... Y es que, socio de honor del Athletic Club, el artista bilbaíno creó el logotipo del equipo rojiblanco y pintó una serie de interesantes imágenes de los jugadores en acción. Con gran acierto y dinamismo, con su sello de inducción, más que de explicación; con su carmín de garanza invadiéndolo todo...

Ergüin y sus paletas vivas, llenas de colores. En su estudio bilbaíno.



  El estudio bilbaíno de García Ergüin habla de él, de sus querencias y de su forma de vida. De hecho, su casa familiar está anexa, pero él se pierde con sus musas en este lado que mira al Monte Artxanda, desde donde contempló la villa de Bilbao por mucho tiempo, y de ahí nació el mural de 2,5 x 5,25 metros de su particular visión de su ciudad natal. Desde Artxanda también veía la claraboya de su estudio, y actualmente es una manchita blanca en la gran mancha, verde y carmín de garanza, que supone ese mural. Un cuadro que nos lleva de la abstracción a la concreción, pues el guiño del autor consiste en que, de cerca, se captan los detalles emblemáticos de la capital vizcaína. Ese es su estilo: no darlo todo hecho, interactuar con el espectador...


  Esa picardía, ese juego, se perciben charlando con Iñaki en su nido de musas. Donde sus brochazos han dejado huella en un caballete de capas de pintura superpuestas; en una camisa que es en sí misma una paleta de colores -hay una suya expuesta, así, salpicada, en el Hotel Carlton-; en cientos de fotografías, cuadros y bocetos, repartidos arbitrariamente por la luminosa estancia. El creador no vende nada, no es ampuloso, pero sí habla de arte con fruición: "Claro que pinto con pasión, si no el cuadro estaría cansado", replica. Sí, es su pasión, y se nota. En esas décadas dándole a los pinceles con afán -"el día en que deje de trabajar, adiós"-, en su forma de mostrar cómo juega con el cuadro, al ponerlo frente a un espejo isabelino que refleja la luz del cielo, a través de esos óleos de bailarinas, del jazz que le hizo vibrar en Nueva Orleans, de óperas como La Boheme...


Sus cuadros para la ópera 'Carmen' propulsaron su forma de hacer arte.


  Y en su sancta santorum hay fotos de él con el lehendakari Ardanza, con Juan Carlos I, con Néstor Basterretxea, con el ya fallecido director del Teatro Arriaga, Luis Iturri, quien lo promovió como pintor especializado en óperas... Muchos recuerdos, conexiones y detalles, como esa inscripción del poliédrico Jorge Oteiza en una silla que reposa junto a los caballetes. En realidad, Oteiza no se la regaló directamente a Ergüin, pero indudablemente conectaron en sus trayectorias. No en vano Iñaki, a su vuelta de Alemania, conformó el grupo Emen, junto con Ibarrola y Uzelai. Es uno de los grandes del panorama artístico vasco, y un autor internacional, habiendo expuesto en Estados Unidos, en la República Checa, en Polonia, Francia, Alemania, Suiza... Con sus evocaciones a Velázquez, a El Greco, a Goya, a Sert... sus referentes. En su opinión, "la figuración viene de la abstracción: es una pintura más divertida, porque sugiere. Tú ves la mancha y le pones la cara. Así no te puedes aburrir", indica con expresión de chaval pilluelo.
Criado en la calle Iparragirre, cerca de la Ría, su mocedad tiene, como la de Toja Landaluce, recuerdos de gabarras y de comer a escondidas en tiempos del hambre. Esas vivencias han enriquecido sus tendencias, su estilo, sus colores y sabores. Así, por ejemplo, en el mural que se puede distinguir desde la Gran Vía de Bilbao, el pintor pasa de la gran mancha a los detalles, a pequeñas manchas que hablan de hitos de la ciudad, como sus museos o San Mamés. Y, aunque amigo de esa abstracción seductora, sí es "un clásico", muy goyesco, en esos borrones, en esas "fotografías desenfocadas" que son algunos de sus cuadros. Siempre jugando, siempre explorando más allá de lo comprobado y de lo conocido...

  Pues sí, Iñaki García Ergüin continúa su andadura de pinceles, paisajes y personas, en un camino que inició muy joven, y que ahora parece heredar su nieto, al que le gusta hacer pruebas de colores en el estudio de Ibáñez de Bilbao. Uno de sus hijos es piloto, pero su hija sí ha absorbido el alma artística de Iñaki, de forma que el legado sigue su curso, aunque este autor impactante, de imágenes que penetran, que no dejan indiferentes, ahora tan reciclado, piensa seguir dándonos más sorpresas. Esperamos poder seguir contándolo en El Tintero, y mostrar esas obras casi en movimiento, repletas de energía, como el propio autor...



Un amplio mural muestra, en Viviendas de Vizcaya (Gran Vía, 19-21), el Bilbao que ven los ojos del artista.

Entrevista García Ergüin Deia: "Hay que saber cambiar de paleta"
Reportaje sobre Arte y Athletic (Deia)
Ver en El Tintero - Trabajos - Arte y Cultura


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