domingo, 11 de junio de 2017

ANOCHECER EN JUNIO


  Texto y fotos: Cristina M. Sacristán


En junio, el día se resiste a ir a dormir. En la imagen, la Ría de Bilbao, con el monte Serantes al fondo.




  El día se alarga, se estira, jugando con las nubes para no darse por vencido.

  Les hace flotar; sopla sin resignación, con fortaleza, con rebeldía adolescente.

  Escondiéndose tras las torres y chimeneas, y los tejados, para que el manto de estrellas no logre ocultarlo.

  Correteando entre los grises, tiñéndolos de rojos y rosas jirones.


  En realidad, volverá pronto, temprano en la mañana, con la arrogancia propia de su edad.

  Con la fuerza que la primavera regala a la luz.

  Con seguridad en sí mismo, juguetón...

  Pero a esta hora se resiste, y le da por pintar nuevos paisajes, cada día uno distinto. Con su infinita paleta de colores. Y, cuando la noche llegue por fin, cuando su tibio abrazo sea inevitable, el día le dará un dulce beso de amor.
 



El día se resiste a irse, enredándose con su paleta de colores entre las nubes y los tejados...



  Porque, en realidad, todo esto es un juego.

  El de dos amantes hechizados por la primavera








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