jueves, 4 de julio de 2013

IMPOTENCIA


  Texto y foto: Cristina M. Sacristán




Decenas de inmigrantes hacen cola, durante horas y de madrugada, en una oficina de empleo en Bilbao.

 
 
  Me llega, a través del artista Rafa Villa, este artículo de opinión de Concha Caballero sobre El día que acabó la crisis. Lo leo de arriba abajo con fruición, pues entre todo lo que he podido ir comentando en los dos últimos años con amigos, colegas, por email, en este Blog... creo que no habría sido capaz de expresarlo mejor. Alto y claro, con los puntos sobre las íes, sin concesiones ni rebajas.

  Viene a complementar de una forma estupenda mi leído y tuiteado post de Jaque al Periodismo, donde hablaba en un tono muy parecido del esfuerzo hercúleo de tant@s periodistas por informar en momentos en que quien ostenta el poder desea, sin ambages, la desinformación. Servirá para el aplauso de tantos decrecentistas que se han quedado sin saliva, tras muchos años diciéndonos que este sistema es quebradizo, que separa a los pobres de los ricos... Y es que ¿tiene que haber, todavía, pobres y ricos?

  Yo siento impotencia. Ya, ya sé que muchos de vosotros me escribís y dais aliento porque sentís que El Tintero refleja algunas verdades que en demasiadas ocasiones se quedan en la sombra. Sé que cada granito de arena puede engrosar un gran camión de cemento para reconstruir esta malherida e injusta sociedad. Pero, a veces, me acuerdo de los esfuerzos de mi aguerrido abuelo materno, quien luchó tanto por los derechos de los trabajadores, quien creyó tanto en ese ideario asambleario e igualitario que nos salvaría de capitalistas codiciosos sin más afán que amasar, sin sentido, vacías sus almas... y leo a Concha, y vuelvo a escuchar el discurso del presidente paraguayo, José Mugika, o recuerdo el delirio de Eduardo Galeano, y pienso: "Ellos tienen el poder, podrán con nosotros. Esta crisis es el pretexto perfecto para convertirnos en esclavos legales, en pleno siglo XXI".

  Me encantaría que me digáis que no tengo que sentir impotencia. Que mañana despertaré y tod@s votaremos en blanco, como invitaba José Saramago, para decirles, a gritos silenciosos, que no lo están haciendo bien, que no somos suyos, que equilibren la puñetera Ley D´Ont, que se quiten esos obscenos sueldos vitalicios -que no tienen ni los eficientísimos políticos noruegos-, que sean más eficaces y menos ladrones.

  Que nos uniremos, conscientes de que merecemos algo mejor. Que los hombres guiñarán un ojo a sus compañeras, dándose cuenta de que ir de la mano produce más bienestar que querer imponerse. Que preferiremos colegas que nos superen o sean muy buenos en lo suyo, para así aprender cada día, y no rivalizar infantilmente. Que de Pirineos para abajo la gente valorará la lectura, la música, que no gritará hasta para decir la hora. Que los desposeídos de la tierra no cruzarán el Estrecho para intentar ganarse la vida, en éxodos cruentos e intolerables. Que las guerras formarán parte de los libros de Historia. Que Merkel y su cohorte no emularán a George W. Bush en las Azores, riéndose con arrogancia de los que tienen menos.

  Que ningún país será dueño de otro, que ningún país invadirá a otro...

  Cuánta impotencia al ver que se aleja ese horizonte dorado...

  Ojalá me equivoque y seamos capaces de luchar contra esta afrenta solapada; como la llama Caballero, "con un efecto anulador similar al de una guerra". Quizás esté confundida y todo esto sirva, por fin, de una vez por todas, para constituir un ejército de pequeñas hormigas, bien orquestadas, que puedan dar la vuelta a esta tortilla enojosa e inmoral, la que permite que algunos tengan media docena de baños en una vivienda a costa de que, aún, miles de personas, muchos niños, mueran de hambre en África por ausencia de agua potable, por enfermedades evitables en Occidente.

  Qué cierto es que no es más rico quien más tiene, sino el que menos necesita. El que menos necesita no suele concentrar toda su atención en quitar al vecino lo que sí tiene. Y nuestros gobernantes ostentan una enorme culpa de restarnos recursos culturales y sociales (entre ellos, la Sanidad), pero está en nuestras manos no quedarnos de brazos cruzados, consintiendo tanta sodomía sin vaselina. En nosotros está el poder, si nos empeñamos en reivindicarlo... Es posible que muchos tengan que revisar la Historia y darse cuenta de que palabras como 'revolución', 'feminismo' o 'derechos' tienen tanta o más vigencia que en el siglo XIX... Aunque sea, siquiera por eso, como un homenaje a nuestros ancestros. Para que puedan descansar, en paz, de una vez por todas.



Para más información: El día que acabó la crisis (El País)
Jaque al Periodismo (El Tintero)
Amnistía Internacional
Médicos sin Fronteras
Web Acnur
Decrecentistas: con menos llegamos a más  (Euskal Herria, 2010)
Discurso de José Mugika (Presidente de Paraguay)
Tratando de invisibilizar el 15-M  (El Tintero)
Hijos de Eva y Adán
Ver en El Tintero: Trabajos - Derechos Humanos



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