Cuando hablamos de Irlanda solemos referirnos a su verdor, su música, su cerveza... Pero últimamente les he querido desvelar algunos de sus tesoros ineludibles. Uno de ellos es su buena cocina, tan poco conocida pero a menudo absolutamente deliciosa
Texto y fotos: Cristina M. Sacristán
Nunca antes había visto unas navajas del tamaño de las de Howth. Este pueblecito irlandés es un paraíso pesquero. |
Quién me iba a decir que en mi segundo viaje a Irlanda iba a deleitarme con sus buenas mesas. Que iba a disfrutar de la cultura y cosmopolitismo de Dublín, sí; que me perdería en el verdor de sus paisajes y sus acantilados, seguro; que Saint Patrick nos depararía un 17 de marzo vibrante, claro... pero, más allá del indudable ambiente de sus pubs, en esta última estancia hemos probado platos deliciosos, de chuparse los dedos...
Y es que la cocina irlandesa es una gran desconocida. Siempre hemos probado sus patatas rellenas, asadas, y su eterna ternera... Jesús Martínez, inquieto y dinámico blogger que estudió durante años en Limerick, recuerda cómo en su residencia se decía que había más terneras que personas en la isla esmeralda. Sus pintas y sus irresistibles muffins o brownies eran otros sellos de identidad del país norteño. Pero la oferta gastronómica irlandesa hay que conocerla de cerca y, desde luego, saber dónde y qué pedir.
Este pollo, del The Pig´s Ear, se deshacía en la boca. Fue uno de esos momentazos gloriosos de la vida... |
Si una de las cosas que llaman la atención en Dublín es su contraste constante entre el edificio decimonónico y el futurista, entre la estatua de Molly y las más vanguardistas, sus escritores clásicos y sus firmas tecnológicas punteras, algo parecido nos pasará cuando escojamos un restaurante para comer o cenar. Porque, por ejemplo, el Drury Buildings, con esa fachada desconchada, incluso con graffitties, nos transporta a los aires de edificios rehabilitados berlineses. Y su interior es amplio y minimal, en la misma línea. En el caso de The Pig´s Ear, su cocina sublime no casa con su espacio sencillo, casi casual... perfecto para que una pareja se declare su amor entre velitas... alimentando el momento con un estómago feliz.
Imaginen qué alegría para los cuatro periodistas/bloggers que arribamos desde Barajas al centro de Dublín, y nos encontramos con una cena en la que cada plato recorría todo el folio: Tartare of Kettyle Irish Veal, Slow Cooked Hen´s egg, Tarragon Mayonnaise. Pues igual de lírico era el plato. Un pollo de blanca carne, que se deshacía en la boca, erradicó todo atisbo de conversión al vegetarianismo. Una curiosa forma de preparar la famosa ternera, con cebolla dulce y parsnip y spelt pearls, fue sólo distraída por el famoso Guinness pie y una tarta de chocolate con helado de vainilla, así como las famosas fresas, que están presentes en tantos restaurantes, muy dulces.
El Guinnes pie, relleno, era muy generoso y exquisito. |
Cómo no íbamos a confraternizar los compañeros de viaje, compartiendo esas viandas procedentes del cielo...
Luego, en el Buswells, un hotel que conserva todo el estilo georgiano, al pie de la letra, el buffet del desayuno era una perdición. Ya sabíamos de antemano que, además de las múltiples posibilidades de coger energía por la mañana -y de esa tetera inherente a las habitaciones de las islas norteñas-, con muffins y croissants, fruta, cereales, etc., teníamos la opción al Irish Breakfast. Realmente fuerte y calórico, no es un plato, sino toda una bandeja con huevos fritos, bacon, una morcilla típica de allí (black&white), salchichas... El resto del día se puede ir dando saltos, como Popeye, por la calle.
Ese sábado, en el Fitzwilliam, también destacaban la famosa ternera al Guinness, o Guinness Stew, y el bacalao (plato típico en toda Irlanda).
Una curiosa forma de aliñar la ternera, con cebolla dulce, patatas y maíz. |
El domingo 16 de marzo nos acercamos en barco a Howth. La recepción de las focas fue divertidísima: nos miraban con expresión mimosa, y es que deben de estar acostumbradas a que los turistas les regalen algún pescadito... No es difícil adquirir y comer pescado en Howth, donde el elenco es infinito, exuberante y de gran tamaño. Un paraíso propio de un pequeño pueblo en tamaño pero grande en riqueza pesquera.
Los expositores mostraban bacalaos, merluzas, langostinos y un elenco de pecados marítimos maravillosos, llamando la atención unas navajas de tamaño desmesurado. En ese paraíso para los amantes de los productos del mar, comimos en el Wrights Findlater, un encantador restaurante típico, aunque nos ofrecieron salmón. Hay que reconocer que estaba delicioso, al igual que la Beef and Guinness pie, y el pollo. Una vez más, el postre con fresas muy dulces y un helado del mismo sabor, fuerte, coronaron el menú.
Salmón rico, con puré de patata y guarnición vegetal, en Howth. |
En The Irish House Party, antes del espectáculo, la Guinness Stew tampoco faltó. Es común en la isla el Irish Lamb Stew, una forma tradicional de preparar el cordero. Otro postre típico en Irlanda es el Apple pie, muy bueno (del estilo de los centroeuropeos). En cuanto al pan, los hay diversos, y los oscuros son sabrosos.
Al día siguiente, Saint Patrick´s, pudimos disfrutar de los dulces típicos de esa jornada, entre ellos el apple pie, que juegan con la purpurina y los detalles ornamentales, como es propio de los dublineses en diferentes facetas de su vida. Así, las galletas y cakes oscilan entre el amarillo, el blanco y el verde omnipresentes en el gran día de Irlanda, siguiendo los colores de su bandera...
En el Drury Buildings los platos tenían similares características a los comentados. En general, todos servidos con mucho gusto y estilo. No sólo en Polonia se lucen en cada plato, en cada mesa... Llamaba la atención el "chorizo" del menú, con el mussel broth. Y más "fruta de la pasión". La Guinness y la Murphy suelen estar presentes en las mesas irlandesas.
Este camarero, original de Nueva Delhi, muestra los dulces típicos de San Patricio, en pleno 17 de marzo, antes del desfile. |
La última cena en este viaje, en The Clarence Hotel, junto al río Liffey, una vez más pudimos probar el pollo y el bacalao, así como un brownie de ensueño y manzanas asadas, con caramelo y helado. Todo al detalle y exquisito.
Antes de eso, Stephen Teeling nos explicó en qué consiste el whisky irlandés. La verdad es que los irlandeses no son tan severos al hablar de sus whiskies como los escoceses, quizás porque estos últimos son mundialmente conocidos por dicha bebida, y porque la enarbolan como una seña de identidad nacional. Así lo sentí, al menos, en el Museo del Whisky de Edimburgo, años atrás.
Y, al principio del viaje, pudimos asistir a un coffee break en la azotea del The Marker, un hotel ultramoderno situado en los Docklands, no muy lejos de donde se sitúan las firmas tecnológicas más punteras. El sol brillaba y las vistas de Dublín, con el mar de fondo, eran espectaculares. También lo eran los dulces que acompañaban a la cata, con unos brownies de ensueño... Allí nos prepararon un delicioso Irlandés, peligroso porque se bebía solo...
Preparando un Irlandés, en directo, en lo alto del The Marker. Las vistas de Dublín, el sol y la bebida, mágicos... |
El café y el whisky casan estupendamente en Irlanda, y si quien prepara esta bebida sabe lo que se hace, sin duda el resultado es ideal. Otra bebida que no resalta tanto en el inconsciente colectivo es la sidra, aunque en Irlanda se pide mucho. Claro está que a kilómetros de las pintas de cerveza, omnipresentes en todo local y fiesta que se precien...
En mi anterior viaje a Dublín, un irlandés de pura cepa, pelirrojo y fornido, me preguntó en el aeropuerto: "Si me dices el pub que hay en esa calle, te diré dónde está tu hotel". Fue el presagio de una estancia en la que los pubs parecen tener tanto peso, al menos socialmente, que las iglesias...
Cámara de frío para mantener la cerveza a la temperatura ideal, en el Dubliners, el pub irlandés más veterano de Bilbao. |
Así, Temple Bar es centro de animada reunión, música y pintas. Una de las visitas típicas en Dublín es a la fábrica Guinness, que está muy céntrica. Y, para los amantes del arte, antes pueden acceder al teatro y, más allá, al espléndido Museo de Arte Contemporáneo. En cuanto a la fábrica, sería "el hogar de Guinness", desde 1759. Las actividades y exhibiciones son muy diversas, a lo largo del año, y en San Patricio se multiplican. Es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad.
Roberto Herrera fue representante de la marca durante años, y después montó uno de los primeros pubs irlandeses en Bilbao, el Dubliners. En él, siempre ha tratado de reproducir el ambiente y costumbres típicas de Irlanda, con éxito. Así, para practicar inglés, celebrar San Patricio, escuchar música en directo, tomar una Guinness en su punto o comida de la isla esmeralda, lleva años siendo una referencia. Hasta un programa de radio han emitido durante mucho tiempo desde sus asientos de madera.
En este sentido, Roberto procuró hacerse con una cámara de frío, para mantener la bebida a 6-8º, y un generador de nitrógeno. Las cervezas nitrogenadas tienen un 65% de nitrógeno y un 35% de gas carbónico. "Son más fáciles de beber, no te hinchan tanto", aclara Roberto. Y, al contrario de lo que se puede pensar, en Irlanda "se toma la Guinness entre 4º y 5º. Eso procura menos sensación de amargor". Se sirve en dos tiempos, primero 3/4, para finalmente lograr un centímetro de espuma. Todo un ritual.
Los pubs pueden tener una decoración victoriana, gaélica, rústica, con aspecto de cervecera... En Irlanda los tenemos a centenares, vestidos con vivas flores, con camareros que saben lo que se hacen y un ambiente especial, que identifica a los 'latinos del Norte'.
Hilera de pubs en la bonita Malahide, decorados con flores y anuncios de sus cervezas típicas nacionales. |
Para más información: Reportajes sobre Irlanda (El Tintero, Deia, Diari Ara)
De manjares marítimos por Noruega (El Tintero, Periódico Bilbao 2014)
Comiendo por los ojos en Croacia (El Tintero, Carta de las Culturas 2013)
Bacalao, de Cabo Norte a Bilbao (Periódico Bilbao, El Tintero 2014)
Polonia, el lirismo alcanza la cocina (Carta de las Culturas, 2014)
Ese Berlín tan mixto y 'cool' (Carta de las Culturas, 2013)
Catas con sabor a historia (El tintero, 2013)
Galería fotográfica de Irlanda
Turismo de Irlanda
Wow que belleza como se ve todo, la deliciosa comida de irlanda tipica siempre me ha gustado mucho, cada que la prueva quiero comer mas, ya he ido en un par de ocasiones a Irlanda por trabajo pero estoy proximo a visitarla con mi familia para ir de vacasiones, quiero que ellos se deleiten como yo con sus platillos tipicos.
ResponderEliminar